El medioambiente
En la actualidad, en los medios de información es común encontrarse a diario con noticias relativas a problemas ambientales, generalmente preocupantes.
Y como somos dados a relacionar el ambiente solamente con aspectos de la naturaleza, algunas noticias nos pasan, si no inadvertidas, desvinculadas de un contexto más amplio, el cual, de apreciarlo, quizá incremente lo preocupante de tales informaciones.
Y es que el ambiente, además del medio natural, lo conforman los medios social, cultural y económico, que forman un todo que constituye nuestro entorno, el que se afecta benéfica o adversamente con las acciones que como individuos, grupo o sociedad llevamos a cabo en nuestra vida.
Así, si nos enteramos que se ha extinguido una especie animal o vegetal; si se modifica el paisaje; si se cancelan fuentes de trabajo o éste se precariza; si desaparece una lengua indígena o arrasan con un centro ceremonial de algún pueblo originario; o si aumentan la inflación o precios de productos básicos, todo ello está relacionado con nuestro entorno y, por lo mismo, con nuestro medioambiente.
Si somos capaces de apreciar, y sentir, la relación entre los diferentes medios y factores que constituyen el ambiente, será, entonces, menos difícil encontrar las causas de fondo que lo dañan y poder hacer algo por su mejora.
Existen diferentes posiciones en cuanto al origen de los problemas ambientales, citaremos dos que de alguna manera son contradictorias. Una, que lo adjudica a la naturaleza humana, depredadora, destructiva y, en cierto sentido, estúpida; otra, que toma en consideración el contexto social, cultural, económico y político en el que se desenvuelven los seres humanos, como individuos y como sociedad, para explicar ese origen.
En lo personal, es difícil creer y aceptar que el ser humano concientemente ejecute acciones que, desvinculadas de su entorno, lo perjudiquen o puedan causarle algún daño; por otro lado, si en una sociedad se privilegia el individualismo, la ganancia como objetivo primordial y ello origina corrupción, egoísmo, oportunismo y, sobre todo se produce para generar riqueza en lugar de que el objetivo de la producción se enfoque a satisfacer las necesidades de la gente y de la naturaleza, es hasta cierto punto fácil que los individuos encuentren alicientes que conduzcan a hacer lo necesario para alcanzar los patrones y valores que estimula esa sociedad, sin importarles la naturaleza o la comunidad.
Algunos pensamos que para identificar y atacar las causas del grave deterioro de nuestro entorno es necesario cuestionar seriamente el sistema socioeconómico y político en que vivimos, el que, para nuestra desgracia, alienta y genera una serie de condiciones y estímulos que nos conducirán a la autodestrucción como especie.
Y como de lo que se trata es de enmendar el camino y no imponer una visión del problema, deberemos estar abiertos al análisis y discusión crítica de los diferentes enfoques de este grave problema, siempre con el ánimo de avanzar.
Algo que merece atención son las contradicciones que el sistema genera y exacerba, el trabajo de organización, vinculación y articulación con sectores cada vez más amplios del pueblo y la forja de un programa que nos convoque a realizar nuestro mejor y mayor esfuerzo para alcanzar una vida digna.