DE «NALGAS » Y POESIA.
ACABÉ CAMBIANDO “ESAS NALGAS”. Y es que varias amigas me indicaron que esa palabra no era conveniente en una poesía…máxime dedicada a una mujer, a un amor romántico. Entonces me dí cuenta de que existe un prejuicio social contra ese vocablo, quizá es el efecto de algún tipo de doble moral, tabú o simplemente a que no hay una expresión suave y estética para una de las partes del cuerpo que más sobresalen en el mundo . ¿Cómo llamarle? “glúteos o pompis” tampoco me parecen términos muy líricos. Bueno, el asunto es que quise escribir un poema que describiera un cuerpo de mujer de los pies a la cabeza, pero al llegar a ese punto debajo de la espalda, como que tuve problemas con el lenguaje. Había llamado a las cosas como son, pero –reconociendo la sapiencia de las mujeres- transformé el texto y quedó diferente. Lo pongo a consideración de los amables lectores de “EL Salmantino”:
ENSAYO ESTUDIANTIL SOBRE ANATOMÍA.
Te contemplo,
desnuda;
regalo del silencio.
Tus pies
huyen de mis manos y mi boca:
pececillos de la sombra
belleza que se rinde en un suspiro
con el arco perfecto
la gracia infantil entre los dedos
y el perfume indeleble
del hálito divino.
Piernas de Venus
torres de quimera;
busco conquistarlas palmo a palmo
y acabo hablando en lenguas
salvado en el último momento
por la gracia.
Podría pasar las horas y los años
contemplando tu sexo,
podría volverme polvo
Frente a ti
diseminarme en el cosmos
resucitar
otra vez morir
y cobrar vida.
Bendito es tu vientre
entre todos los vientres
y bendita es la ternura
de la tierra y el agua.
La obscuridad de tu ombligo
me descubre los arcanos
cual pasaje hacia otra dimensión:
el alfa y el omega
en cada parpadeo
de mi obstinada admiración.
Y luego la tersura del deseo
La curva morena y temblorosa…
¿qué más puedo decir?
Allí están los poetas:
que hagan algo por mi.
tendrán que hablar de frutas
con sabores ignotos
y el olor del jazmín.
Recorro ya tu espalda
(temerario alpinista.)
El perfume de tu nuca
enerva mis sentidos
y se enreda mi alma
en la suavidad de tu cabello.
Volteas hacia mi
me deslumbra tu rostro…
beso la dulzura de tus senos
que son como dunas del desierto
perfectos y oscilantes
ante el viento
O el roce de unos dedos.
Tus ojos son mis ojos
tus labios un oasis veleidoso
que apaga mi sed
Y la exacerba…
Sonríes
cual contemplando
la calidez de un niño
y me tocan tus manos y te abrazo
en el actuar más grande
del consuelo.
-Iván Juárez Popoca.