• Alejandro Jacobo al igual que sus dos hermanas en los 9 años de estancia, asegura nunca sufrieron, ni vieron algún tipo de agresión, abuso o maltrato en la Casa Hogar.
• Como integrantes de la gran familia que formó el Padre Pedro Gutiérrez, lamentó los rumores y acusaciones infundadas, pidiendo a la autoridad judicial, imparcialidad en las investigaciones.

“Yo solo recibí amor y respeto”, fue la expresión de Alejandro Jacobo Marín, al compartir su experiencia, como uno de los cientos de hijos de la enorme Familia de la “Ciudad de los Niños” en Salamanca, Gto., hogar donde al igual que dos de sus hermanas, sólo recibieron atención, cuidados y educación con disciplina, nunca con violencia, ni maltrato, afirmó.

“Le doy gracias a mi Padre (Pedro) porque fue lo mejor que pude haber tenido, tuve una familia, un hogar, donde crecí y donde tuvimos la capacidad de seguir adelante” y enfrentar la vida con dignidad, pero sobre todo preparación, señala quien recuerda haber solicitado a quien él menciona como “mi papá” refiriéndose al Padre Pedro Gutiérrez Farías, su decisión de dejar el hogar a la edad de 15 años, después de recibir cobijo durante 9 años.

Alejandro Jacobo perteneciente a una familia de 9 hijos, recuerda haber llegado a la Ciudad de los Niños a la edad de 7 años, cuando sus padres biológicos, originarios de León, Gto.,lo dejaron bajo el resguardo del Padre Pedro Gutiérrez Farías, al igual que a dos de sus hermanas menores María del Carmen y Guadalupe.

“Lo que yo viví durante el tiempo que estuve ahí, fueron bueno tratos, buenos estudios, buena educación”, prevaleciendo siempre la disciplina “era muy estricto el reglamento”, asegurando que los castigos que les imponían cuando se portaban mal, o que no iban a la escuela, era como en toda familia, no permitirles ver la televisión y películas los viernes, o en lugar de dejarlos jugar los sábados, los ponían a estudiar.

Este testimonio, subrayó, es un hecho verdadero, que al menos todos los en ese entonces niños que fueron sus compañeros en esos 9 años, lo podrán avalar, al tratar con su dicho con nombre, apellido y fotografías como prueba de la estancia feliz que al igual que sus hermanas, vivieron bajo el cuidado y sostenimiento del presbítero Pedro Gutiérrez Farías, como fundador y presidente de esta fundación.

Indignado pero ante todo consternado por las acusaciones y difamación infundadas en contra del Padre Pedro, de las religiosas y de todas las personas que han colaborado con la Casa Hogar, indicó que con sus vivencias, un gran número de “hijos” de la Ciudad de los Niños se han unido para iniciar una campaña de testimonios reales, para dejar constancia ante la sociedad civil las falsedades y el desprestigio que han surgido a raíz de un proceso legal que desconoce cómo y porqué se suscitó.

Alejandro Jacobo lamentó que después de brindar cobijo, alimentación y educación a más de 1 mil niños que a lo largo de 40 años, encontraron en la Ciudad de los Niños, lo que sus familia le negó, lamentó con tristeza que se cuestione, la honorabilidad y la invaluable labor del Padre Pedro, así como el destino de las aportaciones que cientos de personas que apoyaron esta noble causa, muchos de ellos empresarios, políticos y figuras del medio artístico, que también confiaron en este noble proyecto que hoy con esta campaña, de rumores y testimonios no claros, ponen en riesgo la existencia de la Ciudad de Los Niños, por lo que confió en la imparcialidad y el buen criterio de las autoridades responsables.