En un momento en que las muertes por sobredosis en Estados Unidos son catastróficas, alcanzando los máximos niveles de los últimos 20 años, y el país vecino apunta como principales responsables a los cárteles mexicanos, la Drug Enforcement Administration (DEA) anunció hoy el establecimiento de seis nuevos equipo de trabajo para combatir el flujo de heroína y fentanilo.
En un momento en que las muertes por sobredosis son catastróficas, la prioridad principal de la DEA es abordar la epidemia de opiáceos y perseguir a las organizaciones criminales que distribuyen su veneno en nuestros vecindarios.» Robert W. Patterson, administrador interino de la DEA.
Las sobredosis de drogas ahora son la principal causa de muerte relacionada con lesiones en los Estados Unidos, eclipsando los decesos por accidentes automovilísticos o armas de fuego, señala la DEA.
Según las estimaciones iniciales proporcionadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, hubo más de 64 mil muertes por sobredosis en 2016, o aproximadamente 175 por día. Más de 34 mil 500, o el 54% de estas muertes fueron causadas por opiáceos.
Para el gobierno estadounidense y la DEA, los cárteles mexicanos son los principales proveedores de este «veneno» que está minando a su población, los cuales son señalados como los principales productores y distribuidores de heroína y fentanilo.
Además, según el reporte de la agencia, los cárteles mexicanos son los principales proveedores de metanfetamina y mariguana.
UNA DEA MÁS AGRESIVA
Los nuevos equipos de trabajo que desplegará la DEA en diversos estados estarán compuestos por agentes especiales de la propia agencia y oficiales de fuerzas de tarea estatales y locales.
«La DEA continúa buscando agresivamente acciones de cumplimiento contra las organizaciones internacionales y nacionales de narcotráfico que fabrican y distribuyen análogos de heroína, fentanilo y fentanilo.»www.dea.gov.
Los equipos de ejecución se basarán en las comunidades que enfrentan desafíos significativos con la heroína y el fentanilo, incluido New Bedford, Massachusetts; Charleston, Carolina del Sur; Cincinnati, Ohio; Cleveland Ohio; Raleigh, Carolina del Norte ; y Long Island, Nueva York.
Al determinar las ubicaciones, la DEA consideró múltiples factores, incluidas las tasas de mortalidad de opiáceos, el nivel de decomisos de heroína y fentanilo, y dónde los recursos adicionales tendrían un mayor impacto al abordar la amenaza en curso.