El despliegue de miembros de la Guardia Nacional en la frontera con México solicitado por el presidente Donald Trump estaba en curso este martes, con un incremento gradual de las tropas con órdenes de ayudar a frenar la inmigración ilegal.
El gobierno federal también anunció que la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, visitará esta semana el lugar donde se construye un tramo de nuevo muro fronterizo en Nuevo México.
La construcción del tramo de muro y el compromiso de Arizona, Nuevo México y Texas de enviar al menos mil 600 miembros de la Guardia Nacional provocó una nueva ola de críticas por parte de activistas migratorios.
El único estado fronterizo que no anunció si participara en el despliegue fue California, encabezado por el demócrata Jerry Brown, quien se ha enfrentado con Trump en repetidas ocasiones debido a su política migratoria. La entidad aún sopesa la posibilidad de integrarse a los esfuerzos, dijo el teniente Tom Keegan, un portavoz de la Guardia Nacional de California.
En Texas, donde el gobernador republicano Greg Abbott se comprometió a poner a disposición a más de mil elementos de la Guardia Nacional, funcionarios militares dijeron que 300 tropas se reportarán esta semana a las armerías para preparación y entrenamiento. Texas ha mantenido a alrededor de 100 miembros de la Guardia Nacional en la frontera durante años como parte de sus propias labores de seguridad fronteriza.
«La diferencia es que ahora sucede en un contexto distinto”, comentó Fernando Garcia, director de Border Network for Human Rights, un grupo activista en pro de la inmigración.
«Cuando se escucha el discurso del presidente, parece que sus enemigos son las familias inmigrantes”, añadió Garcia desde el Valle del Río Grande, en donde se presenta el mayor número de cruces migratorios entre los 3 mil 200 kilómetros de frontera.
«(La Guardia Nacional) ha demostrado tener un impacto importante en la reducción de la inmigración y el crimen”, expresó Abbott en un comunicado.
En la localidad fronteriza de Roma, Texas, se pudo ver el martes a alrededor de media docena de miembros uniformados de la Guardia Nacional cerca de un puente internacional, mientras del otro lado del Río Bravo, había niños jugando. No quedó claro si los elementos de la Guardia Nacional eran nuevos o forman parte de las misiones previas de observación y reporte en Texas.
Trump indicó la semana pasada que quiere enviar entre 2 mil y 4 mil miembros de la Guardia Nacional a la frontera, y emitió una proclama en la que señala como causa el desgobierno que persiste en nuestra frontera sur.
Funcionarios del gobierno federal explicaron que el creciente número de personas detenidas cruzando la frontera sur requiere una respuesta inmediata, a pesar de que encajan en las tendencias de temporada de los últimos años.
Las detenciones continúan estando muy por debajo de las tendencias históricas de los gobiernos de los expresidentes George W. Bush y Barack Obama, quienes también desplegaron a la Guardia Nacional en la frontera.
Algunos de los miembros de la Guardia Nacional portarán armas y serán enviados a lugares potencialmente peligrosos, dijo Abbott, quien añadió que quería restar importancia a la especulación de que su Guardia Nacional se presentará con bayonetas militares e intentando ir detrás de todo aquel que cruce la frontera, porque ese no es su papel.
No hay una fecha para poner fin al despliegue, resaltó Abbott.
«Esto puede tomar mucho tiempo”.
Trump ha dicho que quiere utilizar al ejército en la frontera hasta que haya progreso en el proyecto de muro fronterizo que propuso, el cual ha quedado prácticamente estancado en el Congreso.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, mencionó que su gobierno evalúa su cooperación con Estados Unidos.