Engaños
POR: Altagracia Mosqueda Liceaga
El Fondo Monetario Internacional (FMI) es un organismo internacional que surge después de la Segunda Guerra Mundial con el propósito de “fomentar la cooperación monetaria internacional”, sin embargo a través de los años los países desarrollados miembros de este organismo han orientado sus políticas al desarrollo del capitalismo globalizante, condicionando préstamos a los países en desarrollo dejando olvidado la cooperación monetaria para convertirse en una vía de imposición de programas económicos favorables a sus economías e intervención capitalista que han dado como resultado una mayor polarización de la situación económica de la sociedad.
En el año 2012 El FMI a través de su directora general Christine Lagarde (francesa) plantea que se recorten las prestaciones y se retrase la edad de jubilación ante «el riesgo de que la gente viva más de lo esperado». Una declaración por demás alejada del sentido humanitario y vista sólo desde una perspectiva económica.
“Vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante». «Nos va a costar más como individuos, a las corporaciones y a los gobiernos. Por eso debemos preocuparnos ahora por los riesgos de la longevidad, para que los costes no nos atosiguen en el futuro”, ha comentado José Viñals Íñiguez (español), responsable del departamento de Mercado de Capitales del FMI.
Estas declaraciones conllevan una fuerte dosis de inhumanidad e interés capital, la riqueza está tan mal distribuida que los “dueños” de la misma están señalando como riesgo la esperanza de vida, están decidiendo económicamente el futuro de los ciudadanos jóvenes y el presente de los adultos mayores.
Bajo esta premisa surge la UMA (Unidad de Medida y Actualización) como la referencia económica en pesos para determinar el pago de obligaciones y supuestos federales, con el objetivo de que no afectará al salario mínimo, tan precario de por sí y que casualmente se estipuló en zona única con un incremento por demás insuficiente para solventar las necesidades básicas de todo trabajador, en créditos hipotecarios, multas, impuestos, trámites gubernamentales, hasta aquí pareciera que todo iba bien ya que el valor de la UMA es menor al salario mínimo, con estas ideas fue presentada la Ley para Determinar el Valor de la Unidad de Medida y Actualización, sólo que también incluyeron prestaciones laborales y salariales calculadas al valor del salario mínimo; y es aquí en donde el trabajador vuelve a retroceder su economía y se produce el engaño, o como diría un sonado dicho: “Salió junto con pegado”.
El Salario Mínimo dejó de ser una garantía para el trabajador para convertirse en un mecanismo de promoción de la inversión y el principal instrumento de control económico.
La UMA ha venido a disminuir el monto de las pensiones, otro golpe brutal a los trabajadores que después de haber cumplido su tiempo laboral decide jubilarse, entonces recibe la terrible noticia: que el monto de su pensión será calculado en UMA y no en salarios mínimos como lo tenía pensado, como lo había creído, de tal forma que su percepción mensual se reduce considerablemente.
Con esta forma de cotizar la pensión de los jubilados se ha tenido un deterioro significativo en el monto que se percibe y por ende una precarización de la pensión.
Sus movimientos han sido los siguientes:
AÑO | UMA | MENSUAL EN UMA | SALARIO MIN. | MENSUAL EN SALARIO MIN. | DIFERENCIA |
2016 | $ 73.04 | $ 2,220.42 | $ 73.04 | $ 2,220.42 | — |
2017 | $ 75.49 | $ 2,294.90 | $ 80.04 | $ 2,404.40 | (-) $ 109.50 |
2018 | $ 80.60 | $ 2,450.24 | $ 88.36 | $ 2,686.14 | (-) $ 235.9 |
Con esta nueva forma de cotizar se observa una disminución considerable al salario del trabajador jubilado, de igual manera el incremento a las pensiones ya otorgadas será menor, por cotizarse en UMA y no en salarios mínimos.
A pesar de que ya se está aplicando esta medida de cálculo pensionario, el art. 185 de la Ley del ISSTE sigue vigente el cual dice “El saldo de los créditos otorgados a los trabajadores para los distintos fines relativos a la vivienda, previstos en el art. 169 fracción I de esta Ley, se revisará cada vez que se modifique el salario mínimo, incrementándose en la misma proporción que éste”.
Así que como es costumbre, el engaño salió a relucir, nuevamente los que proponen modificaciones a las leyes definitivamente no lo hacen pensando en el beneficio de la población, en los trabajadores, en los jubilados, ni siquiera en sus propios beneficios, ya que a ellos no les afecta por ningún lado, lo hacen pensando en los compromisos internacionales, en los mandatos neoliberales.
En países como España, Francia, Argentina, Chile, los jubilados han salido a las calles para protestar estas reformas que dañan la economía de los más vulnerables, los trabajadores más desprotegidos: los adultos mayores.
Y nosotros, ¿CUÁNDO?