LUCHAS AMBIENTALES
“Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.”
Fidel Castro. Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente (12-06-1992)
Foto: César Gasca Jasintes – Blvd. Gómez Morín Irapuato, Gto. (septiembre 2016).
El mundo vive una crisis que han dado en llamarle civilizatoria, crisis en la que su expresión ambiental es particularmente agresiva y peligrosa, pues no distingue condiciones económicas, sociales, culturales ni de algún otro tipo y afecta a todos por igual.
Obedece fundamentalmente a la destrucción del medioambiente por las sociedades de consumo, por el afán de lucro y la búsqueda de la ganancia, ejes de la existencia de ese tipo de sociedad.
En respuesta, en todo el mundo la sociedad civil y los pueblos se organizan de variadas formas y crean movimientos de resistencia y lucha por la defensa de su entorno y de la Tierra, considerada ésta como un organismo vivo del que, en función de la armonía en la relación con ella, depende nuestra existencia como individuos y como especie.
Por ello es que por todas partes se dan expresiones de esta lucha, desde la defensa de un árbol, de territorios amenazados por proyectos de todo tipo, de especies en peligro de
extinción, de la cultura de pueblos originarios, de la limpieza del entorno, de los ríos, lagos y mares, etc.
Esta crisis es producto de un sistema económico, político y social dominante en el que se privilegia el tener sobre el ser, sistema en el que los intereses de una minúscula parte de la población que detenta el poder económico y político prevalecen sobre los del resto, que constituyen la inmensa mayoría.
Sin embargo, no obstante las luchas ambientales se libran prácticamente en todo el mundo, la devastación y el deterioro del medioambiente continúan y quienes detentan el poder se fortalecen, crean nuevos mecanismos y reproducen las condiciones para mantener su condición de grupo dominante.
Y aun cuando en aspectos ambientales existen organizaciones relativamente grandes y han avanzado en la vinculación con otras de la misma esfera, la realidad es que los de enfrente, el grupo dominante, cuenta con todos los mecanismos y elementos del Estado para neutralizarlos; pues son ellos quienes hacen, modifican y aplican las leyes, controlan los medios masivos de comunicación y propaganda así como las fuerzas represivas; todo ello para proteger sus intereses e incrementar sus ganancias.
En una práctica de autocrítica quizá descubramos que nos falta mejorar nuestros niveles de organización, la vinculación y articulación con otras luchas no menos importantes y complementarias, sobre todo porque nos enfrentamos al mismo enemigo y qué mejor que hacerlo unidos en vez de fragmentados.
La vinculación y articulación puede darse con movimientos que luchan por la paz, condición esencial para desarrollar cualquier actividad; por los derechos humanos, contra la pobreza, la marginación y la explotación, por citar sólo algunos.
El avance dependerá en gran medida de la capacidad y sensibilidad para encontrar y trabajar sobre los aspectos coincidentes y el respeto a diferencias de orden secundario, que pueden ser resueltos en otro momento sin mayores contradicciones, todo en busca de la unidad para hacer de este un país en el que se pueda vivir dignamente.
Vayan estas líneas como solidaridad, reconocimiento y admiración hacia un grupo de compañeras que en la vecina ciudad de Irapuato libran una lucha por la defensa de unos árboles que las autoridades intentan sacrificar para darle cabida a más vehículos automotores.