Ajeno a la polémica que le rodeó durante la presente campaña electoral en EU, el muro fronterizo con México se convirtió en un lienzo en donde artistas latinoamericanos desean trasmitir mensajes de unión que impacten a una sociedad que vive en medio de políticas divisorias.
Ya sea en el muro en el que cada fin de semana se reúnen familias separadas por una deportación o en cualquier otro punto de la barda fronteriza, artistas optaron por cambiar el discurso y «ponerle color» a este tipo de estructuras.
«A lo mejor no lo podemos borrar de verdad como quisiéramos, o tirarlo como el muro de Berlín, pero (queremos) poderle dar vida, color a algo que se ve feo, algo que nos delimita», explicó el artista mexicano Enrique Chiu, quien pintó seis murales a lo largo de la frontera entre Tijuana y San Diego.
Ahora, este muralista lidera un proyecto con el cual pretende en próximas semanas pintar al menos dos mil kilómetros de barda fronteriza, desde la playa en San Diego hasta «donde se pueda»; varios artistas de distintas partes de México y Estados Unidos, ya se han sumado, así como de Guatemala y El Salvador.
«Sigue siendo un muro que brincar, que cruzar, sigue siendo algo que podemos borrar y la única manera en que como artistas podemos borrar eso es pintándolo», explicó.
La respuesta fue tal que ya empezó a recibir cubetas de pintura donadas por patrocinadores que apoyan la idea de embellecer con arte esta barda oxidada.
El muro también es visto como un mensajero de artistas que quieren exponer su punto de vista o dar voz a una comunidad.
A finales de octubre, un grupo de muralistas pintaron un espacio de 900 metros cuadrados en la valla fronteriza entre Mexicali (Baja California) y Caléxico (Condado de Imperial), para promover la paz y manifestarse contra la retórica antiinmigrante del candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.
«Es el buzón donde le dejas la carta al país vecino», consideró. «Es el hecho simbólico de ser el espacio divisorio entre un país y otro, si tú le quieres mandar un mensaje a Estados Unidos se lo pones en el muro que ellos construyeron».
Para los artistas que residen en la frontera, la propuesta de un muro no representa nada nuevo, a fin de cuentas, éste ya ha existido desde hace décadas.
EL MURO, UN BUZÓN DE QUEJAS AL PAÍS VECINO
Inclusive, todos coinciden en que, si ganara Trump y cumpliera su amenaza de construir otro muro, éste sería recibido de la misma manera, con arte y color.
«Si él me pone otro muro me está dando espacio para pintar con más ganas, le sumas más color, le sumas más artistas», subrayó Ochoa.
Por su parte, el muralista Alonso Delgadillo concuerda en que lo que hace atractivo a este espacio de expresión artística es su capacidad de llevar un mensaje universal más allá de la frontera a cualquier hora del día.
«Si yo escribo una carta y se la mando a Trump a lo mejor le llega y él la ve, pero nadie más la va a ver, y si yo le escribo esa carta aquí, un montón de gente va a saber lo que yo estoy pensando decirle a un equis personaje», argumentó el artista.
Hace unos meses, en una época en que la frontera mexicana recibió a miles de inmigrantes haitianos y africanos en su paso hacia la garita estadounidense, Delgadillo y otros tres muralistas mexicanos quisieron reflejar su sentir ante este fenómeno migratorio.
Para ello, una tarde tomaron pintura y se dirigieron hacia un muro de concreto que divide a México y el flujo vehicular de quienes ingresan de San Ysidro a Tijuana por la garita El Chaparral.
El artista local optó por plasmar un rostro que se asoma en medio de un agujero, lo que representa uno de los miles de inmigrantes que llegan cada año a esta ciudad fronteriza con el propósito de cruzar a Estados Unidos en búsqueda de mejores oportunidades.
«Era dar evidencia de la gente que pasa por aquí», precisó. «Es lo que hace que el muro ya no exista, el espacio donde alguien puede pasar, interactuar de un lado con el otro».
Delgadillo, quien ha crecido en la frontera, no concibe el propósito de esta estructura que, en su opinión, únicamente representa «todo lo que no se ha podido hacer».
«Es un lienzo inexplicable, este lienzo no debería de existir», opinó.
Con información de Excelsior