Ana N, continuamente estaba deseosa de ingresar a su Facebook, donde siempre podía platicar con sus compañeros de la escuela y del deporte, casi todo el día estaba conectada y al pendiente de las publicaciones de sus “amigos”, siempre aceptaba las solicitudes de amistad y más aún si eran “chicos guapos y atractivos”.
En esa red social agregó tal vez a más de mil personas que jamás en su vida había visto, ni siquiera conocía, su mamá nunca estuvo al pendiente porque no entendía eso de las redes sociales y tampoco le interesaba aprender.
Un día Ana conoció a Allan, un chico que tenía la misma edad que ella, tenía también 13 años, platicaron de nimiedades los primeros días, pero pronto comenzaron pláticas sobre sexualidad y entonces Allan empezó a enviarle a Ana fotografías obscenas y le pidió a ella que también lo hiciera porque de no ser así, él se cortaría las venas, así que perpleja, Ana le envió las imágenes en las que mostraba sus partes íntimas, que nadie, jamás había visto antes.
Al principio la “relación” le hizo fácil, lo vio guapo, le cayó bien, pensó que nadie más vería las fotografías, además Allan juró que jamás las mostraría a alguna persona, pero Allan no cumplió y muchos conocidos y desconocidos vieron las fotografías de Ana en una página que se llamaba “SECRET”; quizá Allan no existía, pero aquel ser le ocasionó a Ana un terrible daño.
Como el caso de esta chica, hay muchos casos de personas que se convierten en víctimas de violencia, acoso y abuso.
En México va en aumento el número de afectados y víctimas por la violencia de diversos tipos que se suscita en internet, como el ciberacoso y el robo ya sea de identidad, de datos personales o de tarjetas de crédito.
A finales del 2015 la asociación Cosmociudadano y del Centro sin Violencia en Internet (Centro SIVI) reveló que en México, cada año va en aumento el engaño, acoso y robo a través de las redes sociales.
El ciberacoso, que se ha convertido en “el pan de cada día”, se divide en dos vertientes: cuando el hostigamiento se da entre iguales, como puede ser entre adolescentes, y la otra cuando hay adultos que se disfrazan de jóvenes o niños para molestar o afectar a menores de edad.
También existe la violencia efectuada por delincuentes organizados a través de la red, que es cuando se suplanta una identidad, se roban datos de tarjetas bancarias o datos personales.
Además empiezan a acumularse casos de trata a través de la utilización de redes sociales o de internet; es el caso de la pornografía infantil.
“Son muchos tipos de violencia que estamos viendo que hay en México y en el mundo”, lamentó la mamá de Ana quien a través de este medio exhorta a todos los padres de familia para que vigilen lo que sus hijos hacen en internet.
La psicóloga Gladis López, señaló que la violencia aumenta en la medida en que se reduce la brecha digital, “tengo datos, estamos hablando de que son más de 53.9 millones de usuarios los que tienen acceso a internet y ha aumentado el número de delitos y también el número de problemas de violencia”.
En el acoso se han dado casos en los que el hostigamiento escolar se transforma en ciberacoso (ciberbullying) y toma características diferentes.
Y aunque algo puede iniciar como una broma escolar, al subir a las redes sociales otros usuarios pueden hacer uso de la tecnología y agredir también al afectado.
¿QUÉ HACER EN CASO DE ACOSO CIBERNÉTICO?
Pantallas Amigas, una iniciativa que tiene como misión la promoción del uso seguro y saludable de las nuevas tecnologías, compartió en su sitio de Internet un decálogo para una víctima de ciberbullying, revísalo a continuación:
1.- Pide ayuda. Si eres menor recurre a tu padre o tu madre o, en su defecto, a una persona adulta de confianza.
2.- Nunca respondas a las provocaciones. Hacerlo no te ayuda en nada y, sin embargo, es un estímulo y una ventaja para quienes te acosan.
3.- No hagas presunciones. Puede que ni las circunstancias ni las personas que parecen implicadas sean como aparentan. Mantén un margen para la duda razonable porque actuar sobre bases equivocadas puede agravar los problemas y crear otros nuevos.
4.- Aléjate por un rato. Trata de evitar aquellos lugares en los que eres asediado en la medida de lo posible hasta que la situación se vaya clarificando. Si el acoso llega por el teléfono móvil, no descartes cambiar de número.
5.- Expón lo menos posible tu vida. Cuanto más se sepa de ti, más vulnerable eres y más variado e intenso es el daño que pueden causarte. Es momento de cerrar las puertas de tu vida online a personas que no son de plena confianza. Para ello:
- a) Evita intrusos. Realiza un chequeo a fondo de tu equipo para asegurarte de que no tienes software malicioso. Cambia las claves de acceso a los servicios online que usas, pero nunca antes de haber realizado el paso anterior. Recuerda que deben ser complejas de adivinar y llevar combinados números y letras.b) Depura la lista de contactos. Revisa y reduce la lista de contactos que tienes agregados en las redes sociales (o en otros entornos sociales online).
- c) Reconfigura las opciones de privacidad de las redes sociales o similares en las que participes y hazlas más estrictas.
6.- Guarda los testigos. Mantén contigo las pruebas del acoso durante todo el tiempo, sea cual fuere la forma en que éste se manifieste, porque pueden serte de gran ayuda.
7.- Demuestra tu descontento. Si conoces a tus agresores, comunícales que lo que están haciendo te molesta y pídeles, sin agresividad ni amenazas, que dejen de hacerlo.
8.- Advierte. Trata de hacerles saber que lo que están haciendo es perseguible por la Ley.
9.- Advierte una vez más. Deja constancia de que estás en disposición de presentar una denuncia, si a pesar del paso anterior continúa el acecho. Manifiesta que cuentas con pruebas suficientes recopiladas desde el inicio y que sabes cómo y dónde presentarlas. Debes indicar que, si el acecho persiste, te verás obligado a acudir a la policía.
10.- ¡Actúa! Toma medidas legales si la situación de acoso llegado a este punto no ha cesado.