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La dulces voces de los Niños Cantores de Hidalgo invaden el CEARG

 El jueves los Niños Cantores de Hidalgo mostraron su virtuosismo en el Aula Escénica del Centro de las Artes de Salamanca. Entre el público se encontraba la directora del...

 El jueves los Niños Cantores de Hidalgo mostraron su virtuosismo en el Aula Escénica del Centro de las Artes de Salamanca. Entre el público se encontraba la directora del CEARG, Karina Juárez Ramírez y el director de Cultura Deporte y Educación del municipio de Salamanca, Esteban Martínez.

La agrupación, a cargo del maestro Noel García San Juan y de Clara Lozano García, es una agrupación coral del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo y en esta ocasión estuvieron acompañados al piano por el maestro Edgar Ulises Osorno Zamora.

Ante unas 200 personas el coro infantil, representativo del Programa Estatal de Coros, mostró sus dotes interpretativas iniciando con una hermosa y dulce versión de “La Sandunga”, música tradicional del Itsmo de Tehuantepec; a continuación interpretaron “Pasos” del compositor poblano César Tort, quien desde hace más de 40 años ha luchado porque a los niños, desde antes de los 7 años, se les eduque musicalmente ya que considera que: “La música hace más exigente al ser humano, lo hace más comunicativo y el niño se da más cuenta de otras cosas”, el maestro es el creador del Método Tort.

Enseguida los Niños Cantores de Hidalgo dieron paso a la nostálgica y melódica “Branquias quisiera tener”, poema de Rafael Alberti con música de Dante Andreo. La cuarta pieza fue “Obwisana” música tradicional de Ghana y ya para este punto los niños se habían ganado al público, que divertido y sorprendido, por este recorrido musical de continente a continente, los vio hacer música con la voz, las palmas y los pies. Uno de los estribillos dice “mientras viajemos cantemos esta canción” y de alguna manera los presentes repetían estas palabras en este viaje musical al que los enfrentó el coro.

El programa continuó con tres piezas de Cri Cri que hizo las delicias de chicos y grandes, “Cucurumbé”, “El ropavejero” y “Llueve, llueve”, así el ritmo festivo continuó, el ropavejero tuvo distinta voz en su pregón cuando los niños se pararon la nariz para cantar. Además las piezas fueron animadas con bailes y tronidos de dedos.

Terminaron con piezas musicales de la tradición de la huasteca hidalguense, que con sus letras e interpretación pícara de los niños obligaron al público a pedir una pieza más. Al final la directora del Centro de las Artes de Guanajuato, entregó a los integrantes del coro un diploma en reconocimiento a su virtuosismo y dedicación.

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ARTE Y CULTURA
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