Celaya, Gto. – El doctor Nicolás Padilla Raygoza, profesor de la División de Ciencias de la Salud e Ingenierías al lado del Dr. Teodoro Córdova Fraga del Departamento de Física Médica e Instrumentación Biomédica del Campus León; el Dr. Modesto Antonio Sosa Aquino del Departamento de Física Médica e Instrumentación Biomédica del Campus León; y la alumna de la Maestría en Física Angélica Hernández desarrollaron en el año 2011 un dispositivo no invasivo que detecta en los bebés los daños más leves en la cadera, previniendo secuelas en el desarrollo del infante. El dispositivo fue llamado ‘radar óseo’ sistema de diagnóstico de luxación de cadera en neonatos, mediante un efecto sonoro.
Después de 5 años fue entregado a la Universidad de Guanajuato el título de patente de invención, de la cual se solicitó una extensión por 20 años y de ahora en adelante cuentan con 15 años para poder transferir el dispositivo al usuario final en este caso el pediatra para que lo use con sus pacientes.
Analizando la primera patente, los investigadores pudieron verle posibilidades de crecimiento y por ello en una segunda actualización desarrollaron la ‘Sonda Electroacústica’ la cual, aunque es un derivado del radar óseo, cuenta con numerosos cambios tanto en estética como en operatividad, pues ahora posee una pantalla táctil, los datos que arroja son en decibelios, es mucho más sensible y se puede conectar de manera directa a la corriente eléctrica.
Con estas actualizaciones la sonda electroacústica, por su gran sensibilidad, se pretende utilizar para realizar pruebas en lactantes y niños mayores con quienes se espera haya una alta validez y confiabilidad y ya visualizan se pueda implementar para trastornos óseos de otro tipo como osteoporosis y fracturas, por lo pronto se encuentran en gestiones con los servicios médicos locales como proyecto de investigación.
La luxación de cadera mejor conocida como displasia, es una enfermedad del desarrollo de la cadera, se debe a una mala maduración y articulación de ésta. Se le llama luxación completa cuando la cabeza del fémur y el hueso del muslo se encuentran fuera de lugar, en cambio la displasia es tan simple como que la cavidad se encuentre poco inclinada y no curva o la cabeza femoral no esté bien desarrollada, lo que facilita se pueda ‘soltar’ más adelante causando complicaciones.
Explica el Dr. Nicolás Padilla que este padecimiento se presenta sólo en 1% de los recién nacidos y la padecen a nivel mundial 1 de cada 7mil nacidos vivos, aunque añadió que mucho depende de la etnia pues los esquimales tienen una alta incidencia de luxación de cadera por los aditamentos para movilizar al niño; pues son de madera, estrechos y hace que junten sus piernas facilitando la luxación. En cambio, los indios americanos, mexicanos y latinoamericanos cargan a sus bebes a ‘horcajadas’ con las piernas abiertas lo que hace casi nula la luxación de cadera.
Sin embargo, lejos de los atributos étnicos puede presentarse este padecimiento desde la formación del feto, pues podría venir sentado o bien cuando se sostiene al bebe de los talones sin ningún apoyo en la espalda ya que su frágil cadera se ‘curvea’ y se puede luxar, la manera correcta de sostenerlo explica el Dr. Padilla “es tomarlo de los talones y también de la espalda” y añade, otra forma que puede favorecer la displasia es arroparlo como ‘tamalito’ con las piernas extendidas o juntas.
Otras prácticas que favorecen este padecimiento es el uso de andaderas y, advierte el investigador, cuando se carga al infante sentado en el brazo siempre debe ser de forma recta, pues, si se inclina el brazo la cadera del bebe queda en desequilibrio y puede ser un factor desencadenante. Por ello, en la consulta pediátrica es importante el monitoreo con el radar óseo para diagnosticar oportunamente alteraciones de la cadera.