El 12 de septiembre del año 2000 ocurrió uno de los accidentes ambientales más recordados en la historia de Salamanca, que dejo graves secuelas en la salud de muchos salmantinos, y que hasta este día sigue impune.
Fue pasado el mediodía del martes 12 de septiembre del 2000, cuando una “nube tóxica” procedente de la empresa productora de plaguicidas Tekchem, se levantó sobre el cielo salmantino a consecuencia de un accidente al interior de la planta.
La emisión de contaminantes, alcanzó una distancia aproximada de 22 kilómetros hacia el sur del municipio y minutos más tarde una segunda explosión provocó otra emisión que se desplazó hasta Irapuato, aproximadamente unos 20 kilómetros al oeste.
La empresa productora de plaguicidas organofosforados (malatión, paratión metílico, metamidofos, entre otros) y que proporcionaba DDT a las autoridades federales de salud para exportarlo a otros países, informó inicialmente de la fuga fue de 60 toneladas de malatión y finalmente concluyó que fueron 7.5 toneladas del toxico.
Las nubes de contaminantes provocaron serios problemas respiratorios en las personas que lo inhalaron, algunas cayeron sobre las banquetas de las calles inconscientes y otras que sobreviven a este incidente tiene severos problemas de salud, algunos casos de cáncer se han asociado a este accidente ambiental, aunque no de manera oficial.
Los habitantes de las colonias La Cruz y San Juan fueron los más afectados por la cercanía con la empresa, pero a 9 años de haber “cerrado” la planta, por la presión social que algunas organizaciones como DAME (Dedicación al Medio Ambiente y Mejoramiento Ecológico) y el Consejo Consultivo Ambiental realizaron, los habitantes de estas colonias siguen quejándose de molestias, principalmente respiratorias y dolores de cabeza, por los malos olores y la contaminación aún proveniente de Tekchem, donde permanecen toneladas de pasivos ambientales a cielo abierto.
A raíz del siniestro y principalmente a la fuerte presión social, la empresa fue clausurada en 2007 por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), y el manejo del predio quedó en manos del Gobierno de Guanajuato, quien habló de un proyecto de remediación que hasta la fecha no se cumple, como tampoco el retiro total y disposición de los pasivos ambientales, que según lo último que informó el titular de la Profepa, Guillermo Haro Bélchez, podrían ser sepultados en el mismo lugar, si así lo avala el estudio que dijo, se realizará en el sitio.
Lo cierto es que a 16 años del siniestro ecológico, Tekchem sigue siendo un foco de contaminación grave para los salmantinos, pues los recursos que se han dispuesto, la creación de fideicomisos y la voluntad políticas, hasta el momento han dejado mucho que desear en materia ambiental.