- Monseñor Enrique Díaz Díaz, al presidir la misa en honor al Santo Patrono San Bartolomé Apóstol, instó a reconstruir un nuevo Salamanca con ciudadanos honrados.
En la celebración eucarística ofrecida en honor a Bartolomé Apóstol, Santo Patrono de Salamanca, Monseñor Enrique Díaz Díaz, II Obispo de Irapuato, lamentó el momento realmente difícil y de preocupación que aqueja a los salmantinos, donde la principal queja es la corrupción y para mejorar instó a reflexionar y no ser parte de ella.
Durante su mensaje ofrecido a una gran cantidad de fieles que se dieron cita en el Santuario Diocesano del Señor del Hospital, recinto donde se venera al San Bartolomé, indicó que después de los lamentables acontecimientos que a todos hieren, “cuando vemos el rostro de las personas víctimas, uno tiene la tentación de decir no se puede”.
Sin embargo en medio de la desesperanza, todo es posible en Jesús Resucitado y como “personas de la esperanza, de la ilusión y de la esperanza en el Señor”, es el momento de iniciar la reconstrucción de una ciudad como Salamanca, donde todos desde la colonia y desde el barrio por más humilde que alguien sea, “desde lo pequeñito de tu oración, de tú trabajo sincero y de la importancia de tus valores, inicia esa construcción de esa ciudad”.
Monseñor Díaz Diaz a través de una oración de reflexión, invitó a hacer un autoanálisis para preguntar si se “es un verdadero salmantino en el que no hay doblez”, recordando que la principal queja de todos es la corrupción donde antes de señalar invitó a preguntarnos si “participamos en la corrupción. Le entramos a la corrupción, a la mentira, al descuido y a tantas cosas?”
En su mensaje de meditación deseo que las palabras de honorabilidad se pudieran decir de todos, en especial de las autoridades, servidores públicos e incluso a los mismos sacerdotes y Obispos, “a lo mejor me falla pero es honrado” y a ejemplo de Bartolomé Apóstol se necesita luchar por ser honorable y a ignorar valores adoptados como “el que no transa, no avanza”, para dejar a lado la ambición del dinero, la ambición del poder y del placer, para que reconstruir una nueva Salamanca con ciudadanos honrados.