Áreas Naturales Protegidas
Las Áreas Naturales Protegidas (ANP), son espacios geográficos con una riqueza ambiental digna de proteger, ya sea por su flora, fauna especial, paisaje y riqueza de sus recursos naturales. Además, estas ANP funcionan como un banco de ahorro biológico de especies en peligro de extinción, recarga de acuíferos y filtros atmosféricos, entre otros beneficios.
Para que las ANP funcionen de manera óptima requieren al menos de un buen diagnóstico ambiental para poder planear la administración eficiente de la misma, lo anterior debe quedar integrado en un Programa de Manejo, documento que contiene las directrices generales para la protección, conservación, restauración y aprovechamiento de los recursos naturales.
A finales del siglo XX y principios del XXI, con los compromisos ambientales internacionales y una Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente en México, así como con la naciente Secretaría del Medio Ambiente Recursos Naturales (SEMARNAT), comienza una política para declarar las ANP en todo el país y sus Programas de Manejo respectivos, sin embargo por esas mismas fechas en el año 1992 durante la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari, se reforma el artículo 27 constitucional que al día de hoy a casi 30 años de distancia, sigue causando estragos en la soberanía del territorio nacional y sus recursos naturales (incluyendo las ANP), amén de todas las reformas estructurales de las administraciones de los sexenios siguientes, incluyendo el actual de Enrique Peña Nieto.
El Tribunal Permanente de los Pueblos en su capítulo México declaró lo siguiente:
“La reforma al artículo 27 constitucional en el año de 1992 y el consecuente abandono de la política agraria nacional, ha desencadenado el urbanismo salvaje y la especulación desmedida de la tierra en la periferia de las ciudades e indujo el crecimiento horizontal de las ciudades mexicanas con nefastas consecuencias sobre los ecosistemas; además de la pérdida de soberanía alimentaria y el aumento de la migración de la mano de obra rural hacia las ciudades y los Estados Unidos” 1.
Con todas las leyes manoseadas en favor del mal llamado “desarrollo”, han dejado en completa vulnerabilidad nuestros recursos naturales, poniéndolos a merced de intereses monetarios mezquinos y avariciosos nacionales e internacionales, como ejemplos claros podemos ver los abusos y desastres ocasionados por megaproyectos turísticos, carreteros, portuarios, industriales, habitacionales, mineros y energéticos.
Cabe mencionar que la corrupción que impera en la mayoría de las instituciones públicas y privadas, más la desinformación y mala educación de la ciudadanía de nuestro país, proporcionan el catalizador malévolo que está trastornando cada día más nuestros ecosistemas.
Para poder revertir el daño ocasionado en estos últimos 30 años, es necesario replantearnos el “desarrollo” de manera diferente al actualmente impuesto y aceptado; y que, en el caso de las ANP, entre otras cosas que debemos atender, las siguientes deben ser indispensables:
1. Creación de la conciencia y educación ciudadana urbana y rural.
2. Recuperar la tenencia de la tierra y la soberanía nacional sobre las mismas.
3. Organización de las comunidades y dueños originarios de las tierras.
4. Generar proyectos comunitarios sostenibles