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Alfonso Díaz Rey

La mujer y la violencia

Foto Diana Manzo, periódico La Jornada 18 de julio del 2016

Es en extremo alarmante en nuestro país la aparición cotidiana de noticias relacionadas con la violencia hacia las mujeres. La mayoría de esos informes refieren a violencia física; sin embargo, otros tipos de violencia como la sexual, la psicológica, la patrimonial, la económica y la discriminación, entre otros, a menudo no se denuncian y quedan impunes.

La respuesta del Estado ha consistido en declarar la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM), que se supone es un mecanismo de protección de los derechos humanos de las mujeres, establecido en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Tal mecanismo consiste en un «conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida y/o la existencia de un agravio comparado que impida el ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres, en un territorio determinado (municipio o entidad federativa); la violencia contra las mujeres la pueden ejercer los individuos o la propia comunidad». (Artículo 22 de la Ley de Acceso).

Sin embargo, como las acciones gubernamentales no atienden las causas de fondo que originan esta situación de violencia contra las mujeres, no son capaces de crear las condiciones económicas, políticas, sociales, culturales y ambientales para realmente enfrentarla y erradicarla.

La triste realidad es que la declaratoria de AVGM en una región determinada se manifiesta en acciones de carácter legal, administrativo y policial, que no inciden en las causas del problema y, por tanto, no lo solucionan. Además, una declaratoria de este tipo representa una mala calificación para las autoridades, razón por la cual esgrimen todo tipo de argumentos para evitarla.

Esta violencia es reflejo de la opresión que padece la mujer en una sociedad clasista y llena de prejuicios machistas, cuyas relaciones de dominio las caracterizan actitudes y posiciones patriarcales, las cuales están presentes, se difunden y reproducen en la ideología dominante, la que, al mismo tiempo, opera como un mecanismo que facilita la aceptación social de determinadas circunstancias.

La lucha de las mujeres ha sido una constante en la historia de la humanidad y aunque ha logrado ciertos avances, persiste la violencia contra ellas de diferentes maneras, no obstante la existencia de legislaciones nacionales o códigos internacionalmente aceptados, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Carta de la Tierra, entre otros.

Las mujeres han demostrado, en los hechos, ser más combativas en cuanto a la exigencia al respeto de los derechos humanos y al cuidado del medioambiente. Infinidad de luchas se libran y mantienen por su inquebrantable decisión por la justicia.

Sin embargo, mientras no sean creadas las condiciones políticas, económicas, sociales, culturales y ambientales para hacer efectivos los principios que establecen la legislación y los documentos anteriormente citados, la libertad, la igualdad, la justicia, la independencia y la soberanía seguirán siendo una utopía.

Y su lucha por liberarse de toda forma de opresión incluye a todo el género humano; lo que nos obliga, a tod@s, a unir esfuerzos en esa dirección. Mientras exista alguna forma de opresión contra alguien en alguna parte, como humanidad no podremos ser ni sentirnos libres.

En la medida en que se dé la emancipación de la mujer, se dará la de la humanidad entera.

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