Debido a que el calcio es el mineral más abundante en el cuerpo humano, pues 99 por ciento se encuentra en dientes y huesos, su presencia en cantidades suficientes es necesaria para un buen desarrollo del cuerpo humano y para toda la vida.
La mejor fuente de calcio es la propia dieta, pues al consumir alimentos ricos en este mineral durante la infancia y los primeros años de la vida adulta previene la pérdida de masa ósea mientras se envejece y reduce los riesgos de fracturas, osteoporosis e incluso diabetes, según estudios realizados por institutos de Salud de Estados Unidos.
La fuerza, elasticidad y rigidez del esqueleto permite los movimientos y hacer ejercicio, en el embarazo mineraliza el esqueleto del bebé neonato, trabaja como un “mensajero intracelular” y participa en la función muscular, trasmisión nerviosa, secreción hormonal, contracción vascular y vasodilatación.
El calcio está en muchos grupos de alimentos por lo que se recomienda una dieta variada con productos lácteos como leche, mantequilla, crema, queso y yogurt, hojas verdes, brócoli, semillas de chía y de sésamo, quinoa, y cereales como maíz, trigo y mijo contienen calcio, al igual que las sardinas y el salmón enlatado, y panes fortificados.
Durante la menopausia, la producción de estrógeno disminuye y por lo tanto acelera la pérdida de masa ósea, predisponiendo a las mujeres a sufrir de fracturas en la cadera, las vértebras y los brazos.
El calcio es eliminado a través de la orina, el sudor y las heces fecales, se absorbe en los intestinos, pero su biodisponibilidad puede variar según el tipo de alimento, dado que aproximadamente 30 por ciento se obtiene de productos lácteos y alimentos fortificados y 60 por ciento se absorbe de hojas verdes.
De acuerdo a dichos estudios, la vitamina D ayuda a nuestro cuerpo a absorber mejor el calcio, por lo que se recomienda exponerse de forma segura al sol regularmente o consumir alimentos ricos en esta vitamina como el huevo y el pescado.