CAVE CREEK, Arizona.- A María Raya García casi no le dan franco el fin de semana para festejar su cumpleaños en una piscina natural de Arizona.
Sus patrones en el restaurante de comida mexicana El Encanto, de Cave Creek, un pueblo turístico al estilo del Viejo Oeste en las afueras de Phoenix, no querían quedarse sin su popular cocinera durante los días de más actividad, pero al final cedieron.
Raya García festejaba sus 27 años el sábado con varios familiares en un cañón rocoso al norte de Phoenix cuando un torrente de agua que fluía por el cauce de un plácido arroyo arrasó con todos ellos.
Rescatistas hallaron su cadáver y los de sus tres hijos, su madre, una hermana y otros parientes.
En cuestión de segundos, la madre naturaleza había destrozado una familia oriunda del estado de Guanajuato, en el centro de México. Se confirmó la muerte de nueve personas y las autoridades creen que un cadáver hallado el miércoles es el del esposo de Raya García, Héctor Miguel Garnica, que sería la décima víctima fatal.
La tragedia caló hondo en esta comunidad del desierto de unas 5.000 personas en la que Raya García vivía con su esposo y sus hijos, a 45 minutos de auto de Phoenix.
El reverendo Jess Ty, pastor de la iglesia católica Our Lady of Joy de vecina localidad de Carefee, a la que iban Raya García y su esposo, pidió a los feligreses que rezasen por los familiares de la pareja mientras esperaban noticias de Garnica.
Los hijos de la pareja –Héctor Daniel, de siete años; Mía, de cinco, y Emily, de tres– fueron bautizados en esa iglesia, que refleja el estilo de las misiones, de adobe y rodeada de cactus.
“Es una comunidad muy unida, la gente está muy golpeada”, expresó Laura Hicks, directora de operaciones de la parroquia.
La gente que conocía a la familia estaba tan desgarrada que el restaurante El Encanto no abrió el lunes, según Hicks.
Los empleados improvisaron una especie de altar en la entrada del restaurante, un arco con azulejos blancos y azules. Las velas se habían consumido el martes y las flores colocadas en el portón de hierro estaban ya resecas.
“Era una empleada excelente”, declaró el gerente de El Encanto Richard Oakley aludiendo a Raya García. “La estábamos preparando para que asumiese la dirección de la cocina”.
Raya García trabajaba allí desde hacía dos o tres años y su esposo, quien también era cocinero, lo había hecho en el pasado con uno de sus primos, indicó Oakley.
“Pidió dos días de franco por su cumpleaños. Al principio nos resistimos porque era el fin de semana”, relató Oakley, conteniendo las lágrimas mientras recordaba su última conversación con Raya García. “Para ellos era algo especial esta escapada de fin de semana”.
Cerca de allí, en The Horny Toad, un bar y restaurante al estilo del Viejo Oeste, el gerente Tom Price dijo que se sintió destrozado el domingo cuando una hermana de Héctor Garnica le informó de la tragedia.
Relató que conocía a Garnica desde que tenía 12 años y había trabajado varias veces con él en el restaurante en los últimos ocho años.
“No tengo nada malo que decir de él, no vas a encontrar a nadie en este pueblo que tenga nada malo que decir de este muchacho”, agregó.
Iris Garnica, prima de Héctor, dijo que le encantaba su trabajo y que había trabajado en casi todos los restaurantes de la ciudad.
En la escuela primaria Black Mountain Elementary School, donde estudiaba el hijo mayor de la pareja, Héctor Daniel, la maestra de teatro Berta Cortés recordó entre sollozos al niño, que se aprestaba a iniciar el segundo grado. Su hermanita Mía debía comenzar sus estudios primarios al reanudarse las clases en agosto.
“Iba y te abrazaba”, expresó el martes en el salón de teatro de la escuela. “Pero era un muchacho tímido”.
Contó que había seleccionado al niño, a quien le decían Daniel o simplemente Danny, para que representase al coronel elefante en una obra titulada “El libro de la selva”. Encabezaba un grupo de estudiantes con camisetas grises y orejas de elefante durante una canción.
“Vas a ser el líder”, le dijo Cortés. “Se sentía muy orgulloso”.
También fallecieron en la tragedia la madre de Raya García, Celia García Castañeda, de 60 años; la hermana Maribel, de 24; su hermano Javier, de 19; su sobrina Erica, de dos años, y Jonathan León, de 13 y nieto de García Castañeda.
Eran parte de un grupo familiar de unas 50 personas que llegaron a la zona de Phoenix en los últimos 20 años procedentes de León, México, en busca de mejores oportunidades laborales, señaló una prima en segundo grado de Héctor Garnica, Jessica Mandujano.
Garnica y Raya García a menudo organizaban fiestas y reuniones con toda la familia, dijo la prima.
“Todos estamos muy afectados”, agregó Mandujano. “Cuesta comprender lo que pasó”.