
Por: Iván Juárez Popoca Guerrero
El BUEN ESPIRITU SE ENFRENTA CONTRA EL MAL ESPIRITU…contra la soberbia, la crueldad, la avaricia, la lujuria en todas su formas, el engaño, la represión, el crimen…hay mucha gente diabólica, no en el sentido de tener cuernos y cola, sino en el sentido de la etimología de la palabra, que implica que estás separado de ti mismo y de tu próximo y de la divinidad…hay seres que parecieran si estar poseídos por espíritus: hay que perdonarlos porque están muy pendejos (as.)
Tenemos que tomar una espada y librar las batallas del arcángel ..y esa guerra sagrada (esa «yihad» como diría un musulmán) debe de empezar en uno mismo, en ver nuestros defectos, antes de los defectos de los demás…allí empieza el fortalecimiento o la derrota.
La Navidad es un ritual de esperanza, la buena nueva de que podemos morir a lo negativo y renacer nuevamente, siguiendo el ejemplo de Jesús. Desafortunadamente, hemos desvirtuado la festividad, la hemos convertido –en la mayoría de los casos- en un pretexto para la pachanga y nada más. Creo que el divertirse y estar alegres está bien, pero no debemos olvidar el contenido profundo del advenimiento de un ser que representa lo mejor del universo.
Hay que hacer conciencia del sufrimiento encarnado por la pobreza, la injusticia, la violencia…cosas que vemos que aumentan en nuestro país y que proliferan también en la mayor parte del mundo. La manipulación de unos cuantos avariciosos tienen en sus redes a las mayorías y estas despiertan con una lentitud que solamente se puede explicar por la ignorancia y el miedo.
Sin embargo, el advenimiento de la esperanza es un llamado anual para que se dé un cambio, para que los desposeídos de la tierra avancen hacia lo prometido. Dios no es el culpable de nuestras desdichas: existe un libre albedrío y nuestras decisiones van conformando nuestro destino.
Con la manera en que nos comportamos con el vecino, en lo que expresamos por medio de la palabra, en nuestra honestidad o falta de honestidad, en la elección que hacemos al votar…en cada pequeña y gran decisión en nuestra existencia está el futuro del mundo. Hasta ahora parece que las fuerzas obscuras han vencido, pero la fuerza de la luz no desaparece, por doquier vemos buenas acciones y lucha valerosa.
A los lectores del Salmantino les deseo una Feliz Navidad, un ánimo incansable por superar su vida privada y la de su localidad, paz y espíritu fraterno. Un abrazo.