LOS SALMANTINOS ESTÁN, EN SU MAYORÍA, MUY DECEPCIONADOS CON LOS POLÍTICOS; QUIENES POR CIERTO HAN HECHO TODO LO POSIBLE PARA GANARSE EL DESPRECIO DE LA CIUDADANÍA.
Hay algo indudable en estos momentos, los ciudadanos han dejado de creer en sus políticos.
El desprecio que se deja sentir por parte de muchos de los habitantes del municipio de Salamanca, Guanajuato, parece enfocarse en el hartazgo con sus representantes populares, la oleada de problemas que se han venido a los salmantinos como es la falta de seguridad y el tema económico colocan a la clase política en serios aprietos.
No parece existir una solución radical a la problemática del municipio petrolero y esto comienza a resentirse en sus habitantes mediante la expresión con marchas y discursos por parte de muchos de los salmantinos.
Desafortunadamente los políticos, quienes deberían velar precisamente por mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, se han enfocado en alejarse del beneficio de las mayorías y se han ocupado únicamente del beneficio propio.
Pocos han sido los verdaderos aciertos de la administración pública municipal, y para desgracia de estos, son precisamente los desaciertos los que han marcado la imagen de insuficiencia en cuanto al trabajo de los servidores públicos en el municipio salmantino.
El desprecio de la ciudadanía a los políticos es producto de la notoria falta de credibilidad en ellos; realmente se percibe ya un cansancio derivado de las viejas prácticas del abuso del poder.
Mientras tanto, los políticos locales, tanto síndicos, regidores y el propio alcalde parecen obstinados en continuar decepcionando a sus representados, la evidente falta de capacidad y de resultados, aunado a la notoria ausencia de un avance en las áreas económica, de seguridad, transparencia y credibilidad, en el municipio ubicado en Salamanca, Guanajuato, han tomado un camino sin retorno para los políticos de esa ciudad, a quienes prácticamente la ciudadanía ha dejado de creerles.
La calificación otorgada por la ciudadanía a la presente administración pública salmantina con respecto a las administraciones pasadas, la coloca como la peor gestión municipal de la cual se tiene memoria y apenas van a mitad del período.
La cuestión está tan revuelta políticamente hablando, que amenaza con explotar de no tomarse verdaderamente las riendas por parte de la administración municipal y comenzar a solucionar la situación a la brevedad.
” El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla».
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