Donald Trump amenazó este jueves con retirar de California el apoyo de la patrulla fronteriza ante la decisión de ese estado de ser santuario de inmigrantes, y no perseguir activamente la inmigración ilegal.
«Si alguna vez dijéramos: ‘Oye, dejemos que California lo haga por sí misma’, en dos meses nos suplicarían que regresemos», comentó el presidente de Estados Unidos durante una reunión de la Casa Blanca sobre seguridad.
«Estarían rogándonos». ¿Y saben qué? Estoy pensando en hacerlo», aseveró.
El magnate insistió en que California sería un desastre criminal si su gobierno retirara el apoyo de la patrulla fronteriza debido, según dijo, a la fuerte presencia de las pandillas.
«Si sacara a nuestra gente de California, tendríamos un desastre criminal como el que nunca se haya visto allí. Todo lo que tendría que hacer es decir a la Patrulla Fronteriza que deje que California se quede sola», insistió.
Denunció que el estado de mayoría demócrata, que votó abrumadoramente por Hillary Clinton en las elecciones de 2016, ha estado realizando un trabajo de administración deplorable.
«Estarían inundados, veríamos crímenes como nunca antes se había visto el crimen en este país. Y, sin embargo, no recibimos ayuda del estado de California. Están haciendo un mal trabajo de administración, tienen los impuestos más altos de la nación y ellos no saben lo que está sucediendo».
Durante una discusión sobre la seguridad escolar tras la masacre ocurrido la semana pasada en Florida, el republicano añadió que los pandilleros de la MS-13 que son deportados regresan a California con tranquilidad.
«Son inteligentes, en realidad tienen franquicias yendo a Los Ángeles», aseguró.
Poco más tarde, un vocero de la Casa Blanca, Raj Shah, dijo a la prensa que California debería aplicar las leyes migratorias en vez de oponerse a su aplicación.
En la opinión de Shah, las ciudades santuario estimulan más inmigración ilegal, y por ello el presidente expresó su preocupación.
California, gobernado por el demócrata Jerry Brown, es uno de los estados con más población inmigrante, pero ha desoído los llamados de la Casa Blanca para colaborar con las autoridades federales en perseguir activamente a los inmigrantes indocumentados.
Es parte fundamental de la política de Trump de amenazar a las ciudades que se resisten a hacer cumplir las leyes federales migratorias.
Su argumento es que la mayoría de ellos no son criminales y llevan décadas instalados en el país y aportando a su economía.