AGUA SUBTERRÁNEA, GESTIÓN Y PARTICIPACIÓN SOCIAL EN GUANAJUATO
Parte 1
Comentarios de Manuel De la Torre Rivera al libro de Boris Marañón Pimentel
El libro cuyo título se usa para el encabezado de este artículo, es autoría del investigador universitario, Boris Marañón Pimentel, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM (agosto 2010) y a pesar de los años transcurridos, tiene extraordinaria vigencia y pertinencia, por lo que merece ser conocido y comentado por los sectores directamente vinculados al uso de ese recurso hoy sobreexplotado, así como por la ciudadanía de nuestro estado ante la obvia responsabilidad de ambos, dado que el problema tratado es cada vez más agudo y no hay indicativos de seguimiento de un plan que exhiba resultados positivos para contener su tendencia desfavorable a la sostenibilidad de la región.
Ya en el artículo anterior de Biósfera titulado “Qué hacer ante el problema del agua en la Cuenca Lerma Santiago”, decíamos que: “La negligencia de las autoridades gubernamentales y ambientales del país ha permitido que un problema fácil de resolver en su origen ya ha alcanzado magnitudes trágicas […] y concluíamos: El problema del déficit en cantidad y calidad de las reservas de agua en nuestro estado afecta a todos los usuarios de ese recurso, por lo
que es urgente atender responsablemente el otro déficit, el de ciudadanía que ya está afectando los resultados de la explotación de los acuíferos y demanda trabajar para avanzar en la democracia de la vida pública del país y al interior de las estructuras responsables del manejo integral de la cuenca Lerma Santiago”, con lo que queríamos denotar la complejidad del problema.
Esto quiere decir que el problema no es sólo técnica y metodológicamente complejo y altamente interdisciplinario, sino eminentemente político, porque implica conjuntar los esfuerzos de una vasta región del país, con intereses encontrados que demandan poner en juego las capacidades de conciliación de los políticos que acometan semejante empresa, que además debe contar con la participación de una ciudadanía activa que vele por los intereses colectivos. Sin lugar a dudas la gobernabilidad del país está a prueba con este problema.
Señalado nuestro punto de vista sobre el tema, adentrémonos para ver los planteamientos del libro en cuestión, que se presenta con una larga introducción y cuatro capítulos con los títulos siguientes:
1. El espejismo de la descentralización y participación social en la gestión del agua subterránea en México.
2. La participación social en los Cotas: El limitado papel de los usuarios en la gestión del agua.
3. La participación en torno al riesgo por contaminación del agua subterránea.
4. La gestión participativa del agua subterránea en México: Hacia un cambio de paradigma.
En la introducción del libro queda claramente establecido que el enfoque desde la ecología política y la racionalidad ambiental es el que anima a los investigadores como parte de una nueva ética que prioriza el sentido de la vida y señala que desde los años cincuenta del siglo pasado, el agua subterránea, fundamental para la vida y la producción en México, principalmente en las zonas de baja precipitación y alta densidad demográfica (como es el caso del bajío guanajuatense), ha estado sometida a una fuerte presión por la cada vez mayor articulación del aparato productivo a las cadenas internacionales de producción de frutas y hortalizas y debido también a los procesos de urbanización y crecimiento demográfico, así como a la debilidad de los instrumentos regulatorios (vedas y concesiones).
A partir de la década de los noventa, se estableció en el país, como consecuencia de compromisos internacionales e importantes transformaciones institucionales internas (ajuste estructural y alternancia en el poder), el enfoque de Gestión Integral de Recursos Hídricos (GIRH), el mismo que privilegió una visión integrada por cuenca, la descentralización y la participación, poniendo énfasis especial en la incorporación de los usuarios en la gestión como elemento fundamental de política. Esto supuso la creación de los Consejos de Cuenca y de los Comités Técnicos de Aguas del Subsuelo (Cotas).
Empero, la gestión se ha mantenido con un fuerte carácter centralizado y autoritario, por lo mismo acrítico, que ha dado como resultado que las tendencias al abatimiento del nivel freático del agua subterránea, no han podido ser controladas.
Con esto queda definido en suma, que el esfuerzo por tratar de frenar los graves problemas en la gestión del agua subterránea por medio de instrumentos participativos ha fracasado, si bien el discurso de las autoridades federales y estatales está fuertemente impregnado de imágenes de participación y democratización, lo cierto es que no hay correspondencia con la realidad, no existe el ejercicio democrático del poder de decisión de manera que se pueda contribuir a frenar la anarquía existente en relación con las extracciones, la operación de pozos ilegales, la obsolescencia e inoperatividad del Registro Público de Derechos de Agua y, en última instancia, el uso intensivo del recurso.
Se concluye preliminarmente en la introducción del libro que:
“Por tanto, el análisis de la gestión del agua subterránea en México requiere abrir la discusión hacia nuevos enfoques que permitan desde la ecología política y la racionalidad ambiental una mayor comprensión de los problemas que hay en relación con el creciente abatimiento del agua del subsuelo y, por otro lado, aportar pautas que contribuyan a la regulación efectiva del recurso.
“Todo ello, en términos científicos supone criticar el objetivismo, es decir el estudio y comprensión de la realidad sin dejar de advertir el conflicto social, la historicidad de los fenómenos sociales y la heterogeneidad social.”
Lo anterior implica considerar la formación del sujeto social participativo.