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Recursos naturales, justicia social y sostenibilidad Por: Manuel De la Torre Rivera Para que surjan nuevos modelos de progreso, necesitamos «cambiar el modelo de desarrollo global», lo cual...

Recursos naturales, justicia social y sostenibilidad

Por: Manuel De la Torre Rivera [1]

Para que surjan nuevos modelos de progreso, necesitamos «cambiar el modelo de desarrollo global», lo cual implica reflexionar responsablemente «sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones».

Papa Francisco – Laudato Si’

La reflexión sobre los principales problemas del país, remite obligadamente a la búsqueda del hilo conductor que comunica la existencia de un amplio sector de la población en condición de pobreza, y la enorme desigualdad que priva entre este y un minúsculo grupo de supermillonarios, que están entre los más ricos del mundo, coexistiendo ambos en un país mega diverso con enormes recursos naturales desperdiciados, en medio de una amplia masa de gente desempleada.

Lo mínimo que se concluye es que vivimos en un país mal administrado, que también significa que sus políticos han fallado en su principal cometido de justicia social, pero también que el pueblo ha sido permisivo en su compromiso de estar al pendiente del buen gobierno de la nación y del cuidado de sus recursos naturales.

Si hemos sido certeros en nuestro diagnóstico preliminar, debiéramos pasar al siguiente nivel de nuestro análisis y preguntarnos si esa situación se debe a problemas económicos, políticos o culturales; es decir superestructurales, o son problemas estructurales del sistema de desarrollo socioeconómico del país, o bien son problemas simplemente naturales, aparentemente ajenos a la intervención humana.

Las evidencias que aquí se presentan nos dicen que son los tres, porque el sistema socioeconómico dominante es injusto, individualista y ganado por el egoísmo de las relaciones sociales, que promueve la inequidad.

Pero también es debido a causas superestructurales, ya que observamos que existe un marco legal diseñado a modo para favorecer esa inequidad y no para promover relaciones dignas de vida, una cultura que educa a los hijos de la población para que estén confundidos para defender sus derechos individuales y de grupo contra una estructura gubernamental viciada, que no facilita la vida democrática ciudadana.

Los medios de información también sirven para distraer a la gente con futbol y noticias que la mantienen desorientada, en tanto que otros aprovechan la confusión generada para realizar el saqueo del país y de sus recursos naturales, causando graves daños al equilibrio ecológico de extensas regiones, afectando a comunidades originarias, sin ningún respeto a su cultura y que frecuentemente desemboca en problemas ambientales de mayor magnitud con impactos globales.

Este es el caso con el agua subterránea en el bajío guanajuatense, que es un recurso natural que debiera ser reserva para las generaciones futuras y que se sobreexplota irresponsablemente para mantener la agroindustria de productos de exportación que beneficia a pocos y causa graves daños a la sostenibilidad de la región como es el caso del acuífero Irapuato-Valle de Santiago.

La respuesta al ¿qué hacer? no es sencilla ni inmediata, pero sí es urgente atenderla, sin duda pasa por la democratización de la vida del país y por un enorme esfuerzo de reeducación para que los ciudadanos puedan organizarse para revertir las actuales tendencias hacia la justicia social, la equidad y la sostenibilidad.

[1] Miembro del Observatorio Ambiental Ciudadano Biósfera

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