SIN PALABRAS.-
Sin saber que decir se quedó el Gobernador Miguel Márquez Marquez ante la inseguridad que tiene indignados y temerosos a los guanajuatenses y particularmente a los salmantinos, esto en su pasada visita a Salamanca, cuando los reporteros le pidieron un mensaje a la población después de que en Irapuato un adulto mayor y un adolescente fueron atacados a balazos en el atrio de un recinto religioso, lo que resulta ya extremoso, porque independientemente si alguna de las víctimas incurria en alguna actividad ilícita, como lo aseguro MMM ya que está fue la desatinada justificación que se le ocurrió decir, para salir al paso y eludir los cuestionamientos de la prensa a la que nunca acertó cómo contestar y al final solo atinó a justificar el quehacer de Gobierno, diciendo que la inseguridad es producto de familias sin valores, olvidándose que la descomposición social tiene sus orígenes de malos gobiernos que se dedicaron a generar políticas a conveniencia de sus partidos, y que en su ambicion fueron llevando a las familias a buscar a costa de lo que fuera el sustento la forma de como lograr el sustento de sus seres queridos.
VERGÜENZA.-
Es por esas políticas a conveniencia de los partidos políticos y su quehacer como Gobierno, es la principal responsable del país sin Ley que está padeciendo las consecuencias de sus malas acciones, y como dicen el destino alcanzó a los gobiernos corruptos quienes en su desmedida ambición por lograr el enriquecimiento ilicito, nunca pensaron que la pacividad de los mexicanos se iba transformar y de la única forma como los ciudadanos marginados y sin oportunidades podrían salir adelante, es como hoy México está sufriendo las consecuencias de esa transformación a la que fueron orillando a la población que hoy es México.
VALOR CIVIL.-
Los ciudadanos somos buenos para exigir, somos buenos para quejarnos, para pedir, atacar y criticar, claro, que también somos buenos bien, para lo que mejor nos han enseñado, uno no nace sabiendo juzgar a los demás.
Es fácil emitir una opinión y decir como haría uno mismo para “mejorar” o “hacer bien las cosas” si fuese quién estuviera en el lugar del otro, sin embargo, pocas veces nos ponemos realmente en el lugar del otro, pocas veces realmente valoramos la labor que los demás llevan a cabo, generalizándola o menospreciándola por el hecho de que es algo normal.
La labor que cada uno desempeña, es el reflejo de sus convicciones, intereses, las pasiones que cada uno demuestra y lo que siente, es fácil juzgar cuándo no sientes ninguna de esas cosas hacia el trabajo del otro, es fácil decir “si yo fuera tú, lo haría así”, pero realmente no es tan fácil.
El desempeño de cada persona, también depende de si lo que está haciendo realmente le gusta, su está ahí por gusto o por cumplir, además demuestra la capacidad que tiene cada individuo para desempeñar el cargo que tiene.
Sin embargo, cuando el interés personal sobrepasa la misión de servir al otro, te has permitido fracasar y convertirte en ese que crítica, que se burla, que está pendiente de otra cosa menos de lo que debe hacer, cuando el egoísmo sobrepasa el límite de la solidaridad, nos volvemos incapaces de voltear a ver al otro y decir ‘yo te ayudo’.
