• Deja el cargo después de varios desaciertos entre ellos los destrozos y pérdida de testigos arquitectónicos y  la memoria histórica-patrimonial del Claustro Menor, así como por el robo de placas conmemorativas de Salamanca.

Esteban Martínez Hernández, Director General de Cultura, Educación, Deporte y Atención a la Juventud, fue otro de los funcionarios del gobierno municipal de Antonio Arredondo Muñoz que este viernes 16 de marzo, dejaron la administración municipal al solicitar renuncia voluntaria a su cargo, en la recta final del trienio 2015-2018.

La renuncia del director general de cultura, es de los primeros cambios que anunció el gobierno municipal de Arredondo Muñoz, ya que junto con él también se dio a conocer la de Juan Francisco Mosqueda Ortega, director de la Comisión Municipal del Deporte -COMUDE- presentaran su separación voluntaria del cargo, por motivos personales.

El desempeño en estos poco más de dos años de Martínez Hernández al frente de la dirección general de cultura, no fueron del todo acertados, ya que su desconocimiento en tema de cultura, historia y el patrimonio arquitectónico, hicieron mella en su desempeño, por las omisiones u daños repercutieron en temas histórico patrimoniales.

Entre los errores más sonados, no por el hecho , sino por el daños histórico patrimonial irreversible que se originó al recinto más importante, como fue la contratación y colocación de un toldo sobre el patio central, sin tomar en consideración el daño y riegos que implicaba el soporte y el peso de las estructuras, sobre la cantera de la base superior del claustro menor, dando más importancia a quedar bien con los invitados, que a proteger el recinto, por las ranuras que desde la administración pasada la tía del ex alcalde, María Concepción Rojas, dio todas las libertades para ranurar, golpear y perforar una estructura superior y de poner en riesgo una dañada cantera en la parte superior del recinto.

Otro daño irreversible fue que no se tuviera cuidado en proteger los testigos de los materiales originales que se emplearon en la construcción del claustro menor, mandando a pintar las paredes sin tener el menor cuidado para proteger la memoria histórica de uno de los recitos con más 400 años de construido.

Lo más lamentable es que para Esteban Martínez, lo más importante no fueron los daños causados al edificio, sino la inversión que reiteradamente anunciaba desde el año pasado para una restauración que representaba la oportunidad para ocultar los destrozos hechos y que a su salida, ni eso fue posible.

Al igual que estos errores garrafales se dieron otros más que dejaron ver el pésimo desempeño como una consecuencia de un funcionario que en su fuerte como es educación desconocimiento en temas de historia, cultura y patrimonio arquitectónico de Salamanca.