#NotaEditorial
El gobierno de Salamanca es sinónimo de corrupción, negocio familiar, comparsa y autoritarismo luego de que ayer se informó que al fin los Hernández Cruz lograron su cometido bajo las circunstancias más bajas de la nula política que sabe ejercer esta familia.
Después de que lo intentaron a mitad de este 2019, finalmente Beatriz Hernández logró colocar a su hermano como edil del Ayuntamiento con la intención de obtener la mayoría y para un indudable beneficio en favor de las acciones que se llevaron a cabo bajo la ilegalidad, pues Beatriz Hernández realizó modificaciones al presupuesto para el Ejercicio Fiscal del 2019 sin los preceptos legales que corresponden.
Para justificar un hueco de 80 millones que no fueron autorizados por el Cabildo buscó todos los medios y así lograr la aprobación y no ser enjuiciada por peculado, fue entonces cuando sin razón alguna, el morenista Armando Alonso solicitó una licencia y se retiró del puesto que obtuvo en los comicios del 2018, esta acción fue la oportunidad del suplente, casualmente hermano de la alcaldesa y es él quien ahora ocupa el anhelado puesto que le dará el «sí» a toda propuesta, que por supuesto juntos van a presentar en las sesiones.
Este desafortunado cambio permitió que sin un análisis profundo del pleno y haciendo la voluntad de la alcaldesa y de su familia, le fuesen aprobadas la tercera y la cuarta modificación, a pesar de las irregularidades y arbitrariedades que existen y que fueron evidenciadas por los ediles que formaban el Gupo de los 8 (G8).
Hoy en Salamanca se encuentra presente un conflicto de intereses que deberá ser revisado por la oposición pues sin duda, Alfredo Hernández Cruz al ser consanguíneo de la presidente municipal, tiene intereses e intenciones que no son basados en la objetividad si no en el beneficio y salvaguarda familiar, por supuesto también se vincula con un interés jurídico.
Con la llegada de Alfredo Hernández se cierra el trato de la comparsa y será fácil para los Hernández mover los recursos a su modo, antojo y deseo, es decir, existen descomunales riesgos al erario, pues ahora sí podrá sentirse libre para gastar lo que guste sin dar cuentas a nadie, diciéndolo de otra manera, será más sencillo malversar el dinero de los salmantinos y por nada asumirán cabalmente su función con una postura institucional con visión de Estado, eso significa que los expanistas, ahora nuevos morenistas no darán prioridad al bien del municipio pues ya se ha visto que sus ambiciones electorales, familiares y económicas, están muy por encima de las prioridades, para ello bastó ejemplificar que Beatriz gana poco más de 70 mil al mes pero gasta de nuestro dinero más de medio millón de pesos para su protección, mientras que los salmantinos estamos cada día más vulnerables, es entonces cuando constatamos que además nos gobiernan farisaicos que realmente buscan satisfacer sus expectativas, necesidades y demandas.
Cabe destacar también que es responsabilidad de nosotros los ciudadanos exigir transparencia y rendición de cuentas pues con este nuevo elemento se proliferará más la opacidad, entonces es nuestro turno de levantar la voz, cuestionar y demandar explicaciones, por supuesto que también será responsabilidad de los ediles del extinto G8 mostrar las inconsistencias para que la población se dé cuenta de las corruptelas que continuarán en las acciones de la administración más adulterada y cínica que se ha visto en la historia de Salamanca.
Hoy somos espectadores de un acto de desesperación, pues Beatriz salvó como dicen vulgarmente ‘su pellejo’, no obstante, la opinión pública no dejará de notar el autoritarismo, el contubernio y ahora la comparsa que ha representado a este gobierno sin buenas intenciones.
Dice el viejo y conocido refrán » La misma gata , nadamas que revolcada » y bueno pues no hemos visto por acá por el sur nada de obras , la calle de Santiago está igual que mi cara CACARIZA Y BOLUDA y así seguirá, porque no hay presupuesto más que para vehículos blindados . Que decepción tan grande dijo el GRAN ALFREDO JIMÉNEZ. » Me equivoque contigo , me equivoque a lo macho «.