El medioambiente y las guerras
(burla y deveras)
Guillermo Alejandro Ramírez Carmona
La guerra justa es un concepto teológico-político, desarrollado fundamentalmente por teólogos y juristas católicos y cuya definición ha constituido un esfuerzo serio para regular el derecho a la guerra, en la guerra y después de la guerra. Hoy este concepto es parte importante de Derecho Internacional.
Pensamiento cristiano medieval
El medioambiente se ha afectado por las guerras convencionales pues los seres humanos se han estado matando desde por “quítame estas pajas” hasta para sobrevivir, el caso es que la naturaleza la ha pagado sin deberla.
Los enfrentamientos humanos continúan en algunos sitios del mundo, continuarán y existen amenazas de uno exterminante de la vida y probablemente final.
En estos eventos exclusivos y únicamente humanos, se generan residuos peligrosos, destrucción de la naturaleza, lo mismo que de algunas obras de arte, de las costumbres respetables, contaminación de la atmósfera, degradación de las sociedades y así podríamos mencionar más hechos adversos.
Esta situación haría que pensaran mejor los organizadores de las guerras porque se les pediría un Estudio de Impacto (EI) y Riesgo Ambiental (RA) y luego una buena Auditoría Ambiental. Con toda la inversión (para los organizadores), lo pensarían otra vez y acudirían al diálogo como hipócritamente expresan algunos líderes.
En cuanto los organizadores (están detrás de estos, los verdaderos promotores para defender sus intereses inconfesables), de la guerra vean las exigencias de los EI y RA, verán todo lo que hay que considerar para cumplir con los requisitos como son las condiciones originales de los sitios, el gasto que se hará, elaborar un diagrama que muestre el proceso que implica el conflicto bélico, su duración, las medidas de mitigación, matanza indiscriminada y al término de éste, cumplir con los requisitos por abandono de los sitios que abarcó la guerra.
Tomar en cuenta las políticas de los países en donde se estima que se llevarán a cabo las acciones bélicas.
Planear adecuadamente la guerra para evitar efectos colaterales.
Arranque de la guerra. No tomar ventaja, recordar las guerras caballerescas del pasado.
Comprobar las acciones y efectuar correcciones (ONU), Derechos Humanos, corresponsales de guerra.
Revisión del control administrativo de los mandos de los ejércitos participantes, y los gobiernos involucrados.
Prohibir que se acuda a la ayuda del supremo cuando se trate de acabar con la vida de los seres humanos.
La necesidad del uso de algunas drogas para tratar las enfermedades neuro-síquicas, el cultivo y la fabricación de narcóticos y las guerras contra los distribuidores.
El trato inhumano por la práctica de las levas y la organización de ejércitos de mercenarios, hecho que se aprovecha para superar situaciones económicas o pendientes con la justicia, etc.
La afectación del agua, aire y suelo por el uso de armas químicas, el uso de materiales radiactivos y los experimentos con energía nuclear.
En nuestro México actual, la corrupción ha generado injusticias y violencia, con daños equivalentes a una guerra.
Deveras que es ingenuo pensar en un conflicto bélico que se enmarque en el respeto al medioambiente y a los derechos humanos, pues la guerra es la antítesis de la paz, por eso el pensamiento en general y de la mayoría de los pueblos del mundo, ha quedado manifiesta en La Carta de la Tierra que en su principio número 16 expresa:
Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.
a. Alentar y apoyar la comprensión mutua, la solidaridad y la cooperación entre todos los pueblos tanto dentro como entre las naciones.
b. Implementar estrategias amplias y comprensivas para prevenir los conflictos violentos y utilizar la colaboración en la resolución de problemas para gestionar y resolver conflictos ambientales y otras disputas.
c. Desmilitarizar los sistemas nacionales de seguridad al nivel de una postura de defensa no provocativa y emplear los recursos militares para fines pacíficos, incluyendo la restauración ecológica.
d. Eliminar las armas nucleares, biológicas y tóxicas y otras armas de destrucción masiva.
e. Asegurar que el uso del espacio orbital y exterior apoye y se comprometa con la protección ambiental y la paz.
f. Reconocer que la paz es la integridad creada por relaciones correctas con uno mismo, otras personas, otras culturas, otras formas de vida, la Tierra y con el todo más grande, del cual somos parte.