Conflictos por el agua en la Cuenca Lerma – Chapala
Por: Manuel De la Torre Rivera
Un artículo homónimo referido al periodo 1996-2002 de la autoría de la investigadora Georgina Caire Martínez del Instituto Nacional de Ecología[i], nos trae a la conciencia la multitud de situaciones conflictivas que hoy permanecen sin solución y que se nos advierten que pueden ser causa potencial de falta de gobernabilidad, por esa razón hemos considerado importante extraer algunas de sus conclusiones para exponerlas a la consideración del público en general para invitarlos a hacer algo, en la medida de los posible, para modificar esa riesgosa situación.
En el artículo de referencia se dice que siendo el agua un recurso fundamental para el mantenimiento de la vida misma y el sostenimiento de todas las actividades económicas, la falta de capacidades institucionales para su gestión pueden poner en riesgo la gobernabilidad y la paz social, de por sí ya alterada por problemas sociales y como en el caso del estrés hídrico puede ser abatido mediante una gestión más eficiente y equitativa, a partir del fortalecimiento de la coordinación y la cooperación entre todos los sectores participantes, sean estos usuarios, autoridades de gobierno y público en general.
Para la exposición completa del tema, al final de este artículo se hace referencia al documento original y a su bibliografía, aquí nos limitaremos a algunos conceptos expuestos en las conclusiones del mismo.
Es de importancia el claro señalamiento de que la confrontación principal es entre los usuarios agrícolas de la zona del Bajío guanajuatense y los del Lago de Chapala como usuario medioambiental, así como la pugna entre el usuario urbano, el industrial y el agrícola, que revelan la ausencia de una relación reguladora entre la gestión del agua y la medioambiental, y los procesos socioeconómicos en México.
La implementación de un programa de manejo integrado de cuenca llevaría necesariamente a que cada estado y municipio que la constituye, asumiera su responsabilidad medioambiental como parte de una federación, y empatara sus programas locales relacionados con los recursos del suelo, agua y biodiversidad con las necesidades propias de toda la cuenca. Para ello, resulta útil ubicar los puntos de tensión que existen en la unidad territorial a fin de conocer su naturaleza y los intereses de los actores (usuarios, gobierno y sociedad civil), antes de que estos intenten irrumpir desordenadamente poniendo en riesgo la gobernabilidad.
Actuar de manera coordinada, sujetándose a un plan regional (con la participación de los estados y municipios que integran la cuenca), implica ceder un espacio en el ejercicio del poder que sólo tendría sentido en la medida en que todos los actores se vieran beneficiados de un sistema más eficiente, eficaz y equitativo que contribuyera a mantener la estabilidad política. Cuando se tiene presente que del consenso depende la vida de todos, es más fácil llegar a establecer puntos de acuerdo.
Desde la perspectiva de las relaciones intergubernamentales, el documento identifica como temas centrales, los dos siguientes:
- Trabajar en mecanismos sólidos que favorezcan la cooperación de los actores gubernamentales en el mediano y largo plazo. Como es el caso del Programa de Devolución de Derechos de Agua que incentiva la coinversión en proyectos de infraestructura para su saneamiento. La vigilancia territorial derivada de la rivalidad política partidaria en un sistema democrático, aumenta la rendición de cuentas, pero en materias concurrentes, como en el caso del agua, puede ir en detrimento de la disposición a cooperar.
- Atender de manera estratégica un aprovechamiento sustentable de los acuíferos subterráneos. Esta investigación señala que la mayoría de las movilizaciones sociales suceden en zonas urbanas a causa de la baja calidad del agua y el acceso irregular al recurso, (distribución en pipas por tandas), y contaminación natural por Arsénico y Flúor como ya acontece en la Cuenca Alta del Río Laja y la sobreexplotación de los acuíferos Irapuato – Valle de Santiago y del Valle de León.
La apertura en los espacios formales de participación democrática para usuarios y representantes de la sociedad, así como el fortalecimiento de las organizaciones de usuarios, han logrado balancear el poder de decisión entre el organismo central y los actores regionales; sin embargo, es necesaria la vigilancia ciudadana para evitar la corrupción y los cotos de poder de ciertos grupos.
El principal reto para el sistema de gestión del agua en la cuenca es adquirir la capacidad para moverse en el reducido espacio que existe entre las decisiones técnicas necesarias y las socialmente posibles para mantener un equilibrio que se aprecia cada vez más lejano en materia medioambiental, de saneamiento y manejo de residuos sólidos.
¡Es urgente que los mexicanos pongamos manos a la obra por el rescate de la cuenca!
[i] Consulta en línea: http://www.scielo.org.mx/pdf/regsoc/v17n34/v17n34a3.pdf
