Las huelgas y las luchas sociales en la Historia (Parte 4 de 4) [i]
Por: Oscar Alzaga *
La feliz estadística oficial del Secretario del Trabajo
El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) afirma: “se ha llegado al periodo más largo en la historia sin huelgas” (16). “Esto se ha dado como nunca, en un sistema de diálogo social”. “Ello da cuenta de la paz laboral que se vive”. Y ofrece los siguientes datos de las huelgas de registro federal:
Según la STPS, los emplazamientos a huelga en México –meros trámites- van a la baja y casi desaparecen. ¿Qué nos revela esa información? Sencillamente la enorme complacencia y conformismo de los sindicatos con la política empresarial y oficial, les basta la firma de cúpula de un convenio obrero-patronal, casi siempre a espaldas de los trabajadores. De seguir así, la huelga desaparecerá, parece cierta esa afirmación y lo confirma INEGI. Pero aclaremos, la conformidad es de los líderes corruptos. No de los trabajadores, que no es lo mismo.
Es difícil saber cuántos trabajadores integran los sindicatos en México, la información es variada, según el TLCAN: en 1960 eran 37% los sindicados de la fuerza de trabajo; 1990 el 23% y en 2010 el 18%. Otra fuente, la Organización Internacional de Trabajo (OIT), dice que es el 10% de la Población Económicamente Activa (PEA) en 2010, de 56 millones, son 5 millones 600 mil. Pero no confundamos los datos, pues una cosa es la caída de la tasa de sindicalización internacional en la era neoliberal desde los años 80, y otra es la caída sindical en México. (15)
La cuestión de fondo es: ¿qué tipo de sindicatos hay en México? La mayoría son de simulación, -ni siquiera sus afiliados saben que lo están-, ni que existe un CCT, ni estatutos. Es un sindicalismo de apariencia, con registro en las Juntas, pero oculto a los trabajadores.
En México, el sindicalismo blanco o patronal siempre existió, pero nunca como ahora. Veamos: la CTM sigue siendo la central más grande, nace en 1936 al fragor de las luchas, con un promedio de 600 huelgas al año de 1935 a 1938 y de más de 400 huelgas entre 1943 y 1944 (17). El cardenismo dio un fuerte impulso a la economía con las nacionalizaciones, la reforma agraria y otras medidas de 1940 a 1970, fortalece el marcado interno y se logran tasas de crecimiento de 1943 a 1975 al hacer más justa y equitativa la distribución de la riqueza y al nacionalizarla.
Luego al llegar el PRI con Miguel Alemán de 1946 a 1952, la CTM pasó a ser sindicalismo charro u oficial, a través de la violencia y el uso del ejército para intervenir a los grandes sindicatos nacionales con los “charrazos” a los ferroviarios, petroleros, mineros, azucareros, cine, textiles, magisterio, etc. Estableciendo el anticomunismo en la CTM, los sindicatos y la política nacional (18). Desde luego, en la economía hay una reinserción de México a Estados Unidos en la posguerra.
Pese a todo, y como vemos en la estadística de INEGI todavía entre 1995 y 1997 las huelgas fueron entre 500 y 300, pero ya en franca caída. Ya que desde 1988, con Salinas y los sexenios que siguieron, los sindicatos de la CTM y de otras centrales se adhieren al neoliberalismo empresarial y oficial, hasta a convertirse en 35 años, en una mayoría de sindicatos blancos, ya ni siquiera charros. (19)
La degradación neoliberal del mundo laboral y sindical
De 1994 a 2015 crecen como nunca las empresas maquiladoras de la frontera norte primero y, después, en el centro del país, con sindicatos y una contratación colectiva “a la carta”, al gusto del patrón transnacional o nacional que, en conjunto, fueron el principal impulso industrial en los años del TLCAN: con bajísimos salarios y los CCT de simulación o protección patronal. Con la participación de los líderes de la CTM y otras centrales, autoridades y representantes de empresas.
Otro elemento clave y contrario a la libre contratación colectiva y a la libertad sindical es la política de Estado del tope salarial, que aplican los gobiernos: ¿Qué se puede negociar con la rigidez impuesta desde arriba?: Nada. Todos aceptan el mismo porcentaje, no obstante que hay mini-empresas, pequeñas, medianas, grandes y trasnacionales, cuyas economías, las últimas, son la más beneficiadas. Así, el apoyo oficial es mayor a las trasnacionales extranjeras y “nacionales”.
Y qué decir de los contratos colectivos de protección patronal (CCPP) ya denunciados en la OIT –caso 2694, México- en la ONU, la OEA y el Parlamento Europeo. Que siempre han existido, pero nunca como ahora: hoy son la mayoría. Pues la actual degradación laboral y sindical, nunca había llegado tanto. La CTM de Fidel era antidemocrática y corrupta, pero defendía los contratos colectivos y la Ley Federal del Trabajo (LFT), hasta 1988 siguieron creciendo los CCT, las utilidades, la seguridad social con el IMSS e ISSSTE.
¿Qué son los CCPP? Son los que no conocen los trabajadores a los que se les aplica; se depositan ante las Juntas federales y locales con formatos burocrático; las prestaciones son las mismas que la LFT o apenas las superan en empresas grandes; impiden la bilateralidad de las partes –capital y trabajo-, lo que facilita la explotación del trabajo y, sobre todo, abaratan los costos de la mano de obra: su real finalidad.
Ahora sí podemos preguntarnos si es cierta la explicación del titular de la STPS. Cierta es su alegría a no dudar, como cierta es la tendencia a la baja del número de huelgas y emplazamientos. No así el “diálogo social” ni “la paz laboral”. En los foros internacionales de la OIT, del Parlamento Europeo y en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, el gobierno afirma y repite que con las reformas laborales del 28 de abril de 2016 de Enrique Peña Nieto, se van a corregir la falta de libertad sindical y de libre negociación colectiva, que mejorarán los salarios y las prestaciones, etc., con dicha reforma.
Lo cierto y de fondo son la degradación del mundo laboral y la omisión de la aplicar los derechos nacionales e internacionales. Todo para poder ejercer el control empresarial y oficial sobre los sindicatos, lo que influye en el sistema político, el régimen electoral y en el funcionamiento de la economía: en la tasa de ganancia y de explotación, por lo tanto, en la acumulación misma de capital. Para eso sirven los sindicatos dóciles.
Las ventajas comparativas del TLCAN de antes, hoy son desequilibrios y actos de deslealtad empresarial. Porque los excesos de desigualdad crecen: hoy vale menos el salario obrero mexicano que en 1994. Así la mano de obra nacional ya no es ventaja comparativa, es competencia desleal entre patrones. Pero claro, ahora sin sindicatos, sin huelgas ni auténticos contratos colectivos, es lo que ofrece México al libre mercado nacional e internacional.
Hoy los sindicatos del mundo para lograr una mejor defensa de sus derechos e intereses, han tenido que adecuarse a los tiempos de tan agresiva globalización de la derecha transnacional, con organismos de clase internacionales, con contratos colectivos de ese tipo, huelgas de tal alcance y otras acciones, con un retraso considerable en México. Ya que ni los sindicatos, ni los abogados, ni los ciudadanos nos hemos puesto al día con la Constitucional de 2011: ser internacionalistas en el ejercicio de nuestros derechos humanos o ser ciudadanos a medias.
Notas:
- Mario de la Cueva. Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo. Editorial Porrúa. 1972.
- Declaración del Secretario de Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, en La Jornada del 16 de julio de 2017. Que hace notar no solo la caída de las huelgas también de los emplazamientos a huelga, que ya no preocupan a los sindicatos blancos o patronales, si finalmente hacen lo que les ordena el patrón ¿para qué molestarse? Desde luego, las cifras de Navarrete Prida no son las ciertas, él se encarga de reducirlas, tan solo en 2016 los mineros llevaban las 3 huelgas de Cananea, Taxco y Sombrerete, más la de Lázaro Cárdenas del 3 de marzo de 2016 y dos huelgas en la Siderúrgica del Golfo en Tamaulipas en noviembre del mismo año.
- Guadalupe Cortés y Oscar Alzaga: Etapas de la historia del movimiento obrero y sindical de México. Publicación: Cuadernos de Trabajadores. 1, Cenpros. 1990.
- Víctor Durán Ponte (coord.): Las derrotas obreras en México. UNAM. 1988.
- Hay que insistir en diferenciar el sindicalismo “amarillo”, charro u oficialista del blanco o patronal, porque todavía en los años 70 y 80, si bien eran dependientes y antidemocráticos los sindicatos de la CTM, CROC y otros, defendían los derechos adquiridos en la Ley, en los CCT y rechazaban la reforma laboral de Salinas, Zedillo, Fox y de Calderón, hasta 2011. Pues los estatutos del PRI estaban en contra de las privatizaciones de Pemex y CFE. Por lo que en enero de 2013 fueron modificados para dejar libre el camino de la desnacionalización, corrupción y vende patrias del gobierno de Peña Nieto. Al sindicalismo blanco corresponden los contratos colectivos de protección patronal, la política de cero huelgas y el tope salarial, aunque el último venía desde los años 80.
*Abogado miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos y la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas.
[i] Parte 1 en la liga: https://salmantino.mx/2018-eterna-jornada-49/
Parte 2 en la liga: https://salmantino.mx/2018-eterna-jornada-50/
Parte 3 en la liga: https://salmantino.mx/2018-eterna-jornada-51/