Por: Iván Juárez Popoca Guerrero
EL VIERNES PASADO, POR AQUELLO DE LAS AMENAZAS DE BOMBA HUACHICOLERA , una compañía en la que iba yo a realizar una actividad, cerró. Era muy temprano, así que me puse a caminar por la ciudad con actitud de turista; es asombroso lo que descubre uno poniendo verdadera atención: negocios que nunca había visto, personajes de todos colores y energías, que desde muy temprano andan en actividad; gritos alegres en el mercado, puestos de todo tipo de productos comestibles, personas que te saludan y otras que procuran pasar rápidamente cerca de ti, señoras que barren y -lo que más me gustó- padres y mamás que acompañan a sus hijos a la escuela y sonríen y platican con sus retoños. Hasta quería yo tomar fotos, pero recordé que ya no estamos en los tiempos en que no reinaba la desconfianza y la sensación de peligro. También pasó por mi mente tomar fotos de la refinería para que mis contactos de otras latitudes vieran como es una instalación de ese tipo…pero me abstuve: no quise exponerme a que me abordara algún vigilante de la empresa o un agente federal.
Con eso de una amenaza que puede significar enfrentamientos, el temor se acrecienta, los que nos hemos preguntado cómo será vivir en Israel o en Palestina durante los tiempos álgidos, nos podemos dar un poquito de idea.
Algo cansado de la caminata, tuve a bien introducirme en una cantina popular, uno de los pocos negocios que desde las seis de la mañana ya están funcionando en Salamanca. Allí, recuperando fuerzas con una cerveza, me enteré de que el Señor Marro había hecho circular un mensaje negando que él hubiera amenazado al presidente de la república y mucho menos que hubiera dejado una bomba a las puertas de PEMEX. Según el comunicado, los hechos fueron una maniobra del Cartel contrario. Esto me parece bastante lógico y creíble, pues el “Señor marro” no es ningún tonto y no creo que haya sido tan inconsciente como para ponerse a retar al Estado Mexicano. Agregaba este señor que le vale M que el ejército esté en Guanajuato y hasta da a entender que simpatiza con la Cuarta Transformación. Esto me parece de lo más risible y contradictorio; me convence de que México podrá estar en una crisis profunda, pero aburrido no es…
Continué mi camino a casa, con cierta alegría. Y no era ésta producto de la cebada fermentada, sino de que esa mañana pude constatar que la ciudad está viva, la normalidad se impone y la gente buena, o al menos «normal», es la mayoría. A pesar de tantos años de corrupción política que nos ha puesto en una situación delicada. Creo que esa mayoría, manteniendo la calma y uniendo fuerzas con un liderazgo firme y honesto, va a ir imponiendo un estado de Derecho y una convivencia que sea mejor para esos niños que hoy, tienen que ser protegidos y que se enteran de que las cosas no andan bien. No será de la noche a la mañana, pero tengamos Fe…y obremos.