Por: Iván Juárez Popoca
EL AMOR ES LA CURA y éste debe empezar con nuestra persona. Sí pretendemos amar a otros sin amarnos primermente, el resultado es defectuoso e inclusive nos enfermamos de dependencia o co-dependencia: sufrimos y hacemos sufrir a los demás.
Muchos confunden el amor con el simple deseo y éste se convierte en una obsesión que te hace un esclavo.
En esta posición uno no está dispuesto realmente a dar, necesitas que cubran tus neceidades, estás en una actitud egoísta que exige y ruega al otro…y el amor no puede ser un pordiosero.
El que ama realmente no necesita del otro para sentirse completo, sino que ofrece lo mejor de si y no pone como condición que le sea devuelto el regalo.
El amor inmaduro nos lleva a llorar cuando nos quedamos solos o a pedirles demasiado a los seres que decimos amar. Conforme el amor a uno mismo se va cultivando, va creciendo un ser libre, sano y capaz de amar al estilo de Pablo (Corintios-epístola.) Solamente una persona que se ama puede amar sinceramente a los demás….
Y hay que ser honestos: pocas personas logran sentir ese sentimiento de aceptar y querer a todo el mundo.
Sí ni siquiera nos conocemos y hay una aceptación completa de nosotros mimos…¿cómo vamos a amar a todo mundo? Hay personas, cuya forma de ser nos desagrada, en ocasions tenemos un montón de prejuicios y no hemos tenido la oportunidad de conocerlas….se requiere mucha voluntad y conocimiento para que esa energía universal que llama amor nazca en el pecho de uno y se vaya extendiendo hacia toda el universo.
Hay que empezar por conocer, aceptar, respetar, cuidar, admirar y necesitar a lo que tenemos más cerca.
«Ama a tu prójimo como a ti mismo» dijo el maestro.
En Salamanca ciudad satanica el lema no es AMA A TU PROJIMO ahora es MATA A TU PROJIMO.