Por: Eber Sosa Beltrán
Psicólogo clínico con maestría en Psicoterapia Clínica
La imaginación de Fabián Cháirez ha dado mucho de qué hablar últimamente a partir de que su interpretación de Zapata fuera expuesta en el recinto cultural más importante del país.
Una conjugación de variadas reacciones ha detonado su propuesta creativa entre sus defensores y detractores, recreando radicalismos ideológicos en torno a la identidad, el cuerpo y la sexualidad masculina. Especialmente pone en cuestión la visión arquetípica del caudillo revolucionario, del héroe nacional representado en múltiples imágenes cuya constante es una expresión desafiante, de sólido carácter y contundente hombría.
Su porte no refleja bondad ni compasión, sino una fuerza transgresora que exige justicia. Por esa razón, al sugerir una metamorfosis de esta figura, otorgándole elementos feminizados y cosificantes; crean la sensación inmediata de denigración y de burla no sólo de una imagen arquetípica sino de una cosmovisión primordial legitimada en el orden simbólico que marca una diferenciación radical entre lo masculino y lo femenino, es decir entre el sujeto y el objeto.
El sujeto masculino es un cuerpo en el que recae el sentido de la acción revolucionaria; el objeto queda en un estado receptivo de la acción. Los hombres y lo femenino tienen una conjunción estrecha pues una posición define la otra y ésta define a la primera como claramente distinguibles y diferenciadas.
Tal vez por esta cuestión, la posibilidad de diluir sus fronteras se percibe como un acto amenazante. Como cuando los jóvenes del Sub 17 del América realizaron una parodia del performance “Un violador en tu camino» y fueron suspendidos de su plantilla.
Su acto fue considerado una ofensa al movimiento mundial de protesta en contra de la violencia de género hacia las mujeres, pero ¿y si también hubiera sido igualmente condenatoria su conducta por mostrarnos su posible feminización? ¿Y si este acto también tratara de diluir las fronteras de lo masculino para dar cuenta de su precariedad, de su intensa necesidad de aprobación, y del peso simbólico de la dominación?
Puede ser que la transmutación de los significados redefina éstas posiciones hacia perspectivas revolucionarias de profunda transformación no solamente en la manera de percibir percibirnos o relacionarnos sino en la manera en la que concebimos la existencia.