Por: Valeria Guerrero
Como consecuencia de la pandemia y de las medidas que deben ser aplicadas para evitar el contagio de COVID-19, diversas actividades han sido suspendidas temporalmente, debido a que al realizarse generan cierta aglomeración en los lugares donde se llevan a cabo.
Unas de estas actividades suspendidas fueron las celebraciones religiosas, ya que representa un gran foco de contagio, sin embargo, dentro del municipio aún se realizan misas a puerta cerrada y con un número reducido de personas, pero regularmente se realizan cuando se trata de algún finado.
A pesar de que en algunos lugares del estado de Guanajuato y de otros lugares como Ciudad de México, ya se están llevando a cabo misas de manera normal, para Salamanca aún no existe una fecha probable de que las puertas de las iglesias sean abiertas totalmente, pues aún siguen en espera de que el obispado dé la autorización para poder retomar sus actividades.
A pesar de que estos lugares permanecen cerrados en nuestro municipio, las iglesias han tenido cierto mantenimiento de sanitización por parte de cuerpos de Protección Civil, evitando así algún posible contagio.
Debido a que ya son 124 días aproximadamente en los que la sociedad se ha tenido que acatar a esta nueva normalidad, las personas que son muy afines a la religión y que con frecuencia asistían a estos lugares han tenido que buscar alternativas tales como escuchar la misa a través de la radio o bien, a través de la televisión, pues es la manera en la que de forma segura pueden seguir escuchando este contenido sin poner en riesgo su salud.
Además, en los lugares que ha sido permitido retomar estas actividades católicas, la iglesia a impuesto ciertas medidas tales como evitar el contacto dando el saludo de Paz, ya sea de mano o beso.
Por otro lado mencionan que es importante que la duración de las celebraciones religiosas deberá ser menos, que las personas que vayan a recibir la comunión deberán hacerlo con las manos y no recibirlo con la boca como normalmente se hace y antes de entrar a las instalaciones deberán desinfectar sus manos con gel antibacterial.
Otra medida que se impuso fue que la limosna deberá ser entregada incluso después de la comunión, esto con la finalidad de que las personas no tengan contacto con el dinero y pueda existir algún tipo de contaminación.
Y por último, las indicaciones para los sacerdotes han sido que al momento de realizar alguna confesión o alguna actividad que implique un contacto mayor con las personas, estos deberán utilizar cubrebocas.