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🟢🟢#BIÓSFERA DESTINO COMÚN DE LOS BIENES.

Por: Alberto De la Torre Gleason Un veinte por ciento de la población mundial consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres y a las futuras...

Por: Alberto De la Torre Gleason

Un veinte por ciento de la población mundial consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres y a las futuras generaciones lo que necesitan para sobrevivir.

Papa Francisco.

La crisis ética de la humanidad, producto del paradigma occidental que se puede resumir en la frase “maximizar la ganancia”, ha provocado un apropiamiento y explotación irracional de todos los recursos del planeta, con pésimos resultados innegables que también podemos resumir en una frase: “cambio climático.

Bajo ese paradigma hemos invertido la escala de valores, monetizando todas las cosas llegando al grado de atrevernos a poner precio a la vida misma, con la efímera fantasía que somos inmortales y que no padeceremos las consecuencias de nuestras malas decisiones.

Es urgente replantearnos ese pensamiento autodestructivo, retomar los valores naturales que el hombre ha descubierto en su desarrollo como especie, discutirlos y en consenso tomar una mejor ruta.

Con este contexto expuesto en párrafos anteriores, en este artículo compartimos para su reflexión, crítica y propuestas, la visión de la Iglesia Católica sobre el Destino común de los bienes [1]:

Destino común de los bienes

Hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos.

[] todo planteo ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados. El principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes y, por tanto, el derecho universal a su uso es una « regla de oro » del comportamiento social y el « primer principio de todo el ordenamiento ético-social ». La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada. San Juan Pablo II recordó con mucho énfasis esta doctrina, diciendo que « Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno ».Son palabras densas y fuertes. Remarcó que « no sería verdaderamente digno del hombre un tipo de desarrollo que no respetara y promoviera los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de las naciones y de los pueblos ». Con toda claridad explicó que « la Iglesia defiende, sí, el legítimo derecho a la propiedad privada, pero enseña con no menor claridad que sobre toda propiedad privada grava siempre una hipoteca social, para que los bienes sirvan a la destinación general que Dios les ha dado ». Por lo tanto afirmó que « no es conforme con el designio de Dios usar este don de modo tal que sus beneficios favorezcan sólo a unos pocos ». Esto cuestiona seriamente los hábitos injustos de una parte de la humanidad.

El rico y el pobre tienen igual dignidad, porque « a los dos los hizo el Señor » (Pr 22,2); « Él mismo hizo a pequeños y a grandes » (Sb 6,7) y « hace salir su sol sobre malos y buenos » (Mt 5,45). Esto tiene consecuencias prácticas, como las que enunciaron los Obispos de Paraguay: « Todo campesino tiene derecho natural a poseer un lote racional de tierra donde pueda establecer su hogar, trabajar para la subsistencia de su familia y tener seguridad existencial. Este derecho debe estar garantizado para que su ejercicio no sea ilusorio sino real. Lo cual significa que, además del título de propiedad, el campesino debe contar con medios de educación técnica, créditos, seguros y comercialización ».

El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. Quien se apropia algo es sólo para administrarlo en bien de todos. Si no lo hacemos, cargamos sobre la conciencia el peso de negar la existencia de los otros. Por eso, los Obispos de Nueva Zelanda se preguntaron qué significa el mandamiento « no matarás » cuando « un veinte por ciento de la población mundial consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres y a las futuras generaciones lo que necesitan para sobrevivir ».

Salamanca, Gto., 20 de junio del 2021.

[1] Carta Encíclica Laudato Si’ Sobre el cuidado de la casa común – Papa Francisco – mayo del 2015.Consulta en Línea: https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html  

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