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A 461 AÑOS DE LA LLEGADA DEL CRISTO NEGRO A SALAMANCA. Este 2021 en medio de una pandemia y de una celebración atípica se cumplen 461 años de la...

A 461 AÑOS DE LA LLEGADA DEL CRISTO NEGRO A SALAMANCA.

Este 2021 en medio de una pandemia y de una celebración atípica se cumplen 461 años de la llegada del Cristo Negro a nuestra Salamanca, esta emblemática imagen se encuentra ubicada en la Parroquia del Señor del Hospital, otro de los sitios favoritos de los salmantinos y de los foráneos.

Por segundo año consecutivo por la pandemia de la COVID-19 no se esperan muchas visitas como en años anteriores en los que por lo menos 50 mil peregrinos procedentes sobre todo de Irapuato, Valle de Santiago y otros municipios de la región, así como de otros estados, visitaban a Jesús postrado en la Cruz.

Aproximadamente en el año 1924 comenzó la tradición de asistir el Jueves Santo, cientos de irapuatenses y vallenses  llegan caminando a Salamanca para visitar al Cristo Negro y pedirle milagros o pagar promesas.

En cada celebración, los fieles  católicos salen al amanecer, van acompañados entre familiares y amigos escoltándose para “cumplir mandas” o para ofrecer dádivas a un Cristo Negro milagroso.

Aunque este año tampoco fue posible, son  más de 20 kilómetros recorridos por peregrinos que manifiestan fe y esperanza teniendo el único propósito de adorar a un Dios omnipotente.

El historiador salmantino Benjamín Arredondo, refiere que El Señor del Hospital tiene incluso, una enorme devoción en las rancherías del municipio  y la fiesta de El Señor del Hospital tiene lugar el Martes Santo.

Se dice que el Cristo Negro inicialmente era blanco y se encontraba en la capilla del colegio imperial de Tlatelolco y, en aquel entonces se conocía como “El Santo Cristo de los Agonizantes”. Sin embargo, la imagen estuvo en posesión de Juan Cardona, un indígena que una noche fue perseguido por los Jilotepecanos y dejó abandonado al Cristo a la orilla del camino. Se dice que Jilotepecanos pasaron de largo sin reparar en la imagen pero, Cardona retornó por él y para su sorpresa descubrió que la imagen ya no era blanca sino negra, esto, aparentemente, para confundirse con las sombras de la noche y no ser identificada por los perseguidores del indígena. Esta, según los creyentes, fue la señal de que el otro “Santo Cristo de los agonizantes” anhelaba permanecer en Salamanca, por lo que se le edificó un santuario.

Sobre la historia, el salmantino Benjamín Arredondo explicó detalladamente escribiendo que hay una leyenda en torno al Cristo, pues se dice que es de pasta de caña, cosa que es de dudar, pues esos trabajos fueron introducidos a México luego de la conquista, y al parecer, el Cristo Negro fue traído de España, se desconocen los datos precisos de su origen y lo que se sabe, aunque no se han encontrado un sustento histórico al respecto, es que la imagen era venerada en el primer colegio que los españoles establecieron en la Nueva España, el de La Santa Cruz en Tlatelolco, de donde fue robado y llevado a Jilotepec, que era en ese momento el lugar de donde se controlaba la incursión española hacia el centro y norte del territorio mexicano. Los Jilotepecanos, al igual que los Tlaxcaltecas, cansados de la opresión y tributos a los que estuvieron forzados por el Imperio Azteca se aliaron a los conquistadores, en buena medida como venganza hacia su opresor, por lo que los caciques de Jilotepec se convierten en los fundadores de las nuevas congregaciones y villas que se van asentando en los territorios del actual Bajío, incluido allí Salamanca.
«Fue un personaje que me parece sumamente interesante, Acualmetzli, el que inicia la historia de El Señor del Hospital, siendo él azteca, quedando huérfano a los dos años de edad, es adoptado por uno de los conquistadores, Hernando de Alarcón, quien le da los privilegios de un hijo legítimo y entra en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, en donde brilla por su inteligencia, aprende además de su lengua original, el náhuatl, el otomí, castellano y latín. Es educado en el más estricto rigor católico y se crea en él una devoción profunda hacia el Cristo de los Agonizantes, imagen que roba al huir del colegio, al enterarse que su padre había sido asesinado en la última batalla de Tenochtitlán y su madre al año siguiente, luego de ser víctima de un severo castigo impuesto por los conquistadores, al cortarle ambas orejas. Esto le llena de coraje, decide adherirse a los Chichimecas que seguían peleando contra los españoles en la Sierra Gorda, del actual Querétaro, lugar al que llega con todo y la imagen del Cristo. Dos años más tarde, contando con 22 años, muere en una batalla, corría el año de 1542.


El Cristo queda en poder de otro indígena, converso ya, de nombre Pedro Coyóhuatl el cual muere en 1560 (¿?) y es entonces que Ignacio Cardona, luego de unas visiones en donde el Cristo le pide salir de Jilotepec en busca del lugar en donde quiere estar el resto del tiempo, decide, una vez más, robar la imagen y regresar a Tlatelolco, solo que al tratar de cruzar el río en Mamayé (actual Tepeji, Hgo.) cambia de dirección rumbo norte, iniciando así un verdadero periplo, hasta que cruzan en el camino con el amo de la Estancia de Barahona, primer asentamiento español en la actual Salamanca y es aquí en donde ocurre el milagro, no el que la leyenda conocida desde hace muchos años, en la que se dice que la imagen se convirtió negra para evitar un asalto en el camino, sino el verdadero milagro, que fue el Martes Santo de 1560 (¿o 61?), en donde luego de oír el repicar de campanas en la noche, al entrar al antiguo Templo del Hospital, se encuentran al Cristo con la cabeza totalmente doblada, en posición de muerte. Indicando de este modo que era Salamanca el lugar elegido para quedarse de por vida».

Desde el punto de vista artístico el Cristo Negro es el único que existe en México que tiene la cabeza totalmente inclinada en posición de muerte, desde el histórico, la leyenda de El Señor del Hospital se antoja interesante ya que nos hace ver las costumbres existentes en la segunda mitad del siglo XVI, cuando la vida colonial no había tomado un rumbo bien definido y, sobre todo, rescatando la importancia que tuvo Salamanca en tan importante momento de la historia de México. Por cierto, en ese entonces se denominaba Estancia de Barahona del lado español y Xidóo en el pueblo de indios contiguo a lo que en la actualidad es Salamanca, en el estado de Guanajuato.

Fotos: El Señor del Hospital

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Licenciada en Ciencias de la Comunicación con especialidad en Relaciones Públicas, maestría en Mercadotecnia y docente. Interesada en educación, medio ambiente y derechos humanos.
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