Por: Alberto De la Torre Gleason
Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Isaías 6:8
La crisis medioambiental del planeta incluye todos los problemas del ámbito social, cultural, económico, natural y político, pues es el impacto del hombre sobre la Tierra el que ha desequilibrado todos los ecosistemas, es decir, somos los responsables directos de lo que estamos cosechando, consecuencia de las acciones poco atinadas.
Claro que la responsabilidad, aunque compartida por todos los seres humanos, existen grupos pequeños con mucho más porcentaje de responsabilidad, por ejemplo, las grandes empresas trasnacionales mineras que sobrexplotan de forma beligerante los recursos naturales del tercer mundo, con beneficios para un pequeño grupo de personas y daños graves de largo plazo para un gran número de seres vivientes incluyendo los humanos.
Estos poderosos grupos económicos, que representan una pequeña minoría que no pasa del 1% de la población mundial y que ostenta y disfruta el 80% de los recursos, sostiene una ideología para mantener su escala de “valores” por medio de la sub educación, instituciones públicas y privadas, y que nos dictan que debemos creer y aceptar como paradigma de “desarrollo”.
Por medio de esa manipulación, el resto (99% de la población mundial), se nos ha olvidado que somos mayoría y que existen ejemplos en la historia universal que este tipo de injusticias y desequilibrios existen mientras que el pueblo los acepte y se deje someter.
Una forma que llama la atención como medio de manipulación es a través de los dogmas religiosos, a continuación algunas expresiones comunes en estos tiempos de crisis mundial: ¡Dios nos ampare!, ¡Son los últimos tiempos y nada podemos hacer!, ¡Es castigo de Dios!, ¡Hay que rezar más!, ¡Oremos por nuestro mundo!, ¿Por qué Dios permite esto?, etc.
En este mes de febrero en la ciudad de Salamanca, Gto. que además de ser víctima de la pandemia y crisis medioambiental, ha sido fuertemente azotada por la delincuencia, motivó una caravana religiosa, en seguida compartimos la descripción de ese evento por parte de una ciudadana salmantina:
“Hoy pasando por Faja de Oro encontré una caravana religiosa, tenían su equipo de sonido que en todo momento expresaba deseos no terrenales dirigidos a El Salvador, a Jesucristo, al Todopoderoso, deseos que sin duda tiene toda una buena intención, que sin duda son los deseos de todos los salmantinos: que termine la violencia, que se acabe la pandemia, que la ciudadanía vuelva a tener paz, que haya trabajo, que las personas que perdieron a un ser querido encuentren el consuelo que necesitan; todo eso dentro de sus oraciones y bendiciones…”
Tuve la fortuna de presenciar el paso de esa caravana y concuerdo con el párrafo anterior: ”sin duda tiene toda una buena intención”. Sin embargo, es solo el comienzo y no podemos quedarnos aquí esperando que del cielo suceda un milagro sobrenatural para resolvernos la vida.
Dentro de las creencias y valores de la fe predominante en el país, Cristo céntrica, (Católicos, mayoría con 77.7% y evangélicos 11.2%) [1], existen historias muy interesantes de liberación como el éxodo del pueblo hebreo esclavo en Egipto o el regreso del mismo pueblo hebreo del exilio y esclavitud en Babilonia, por poner dos ejemplos, en ambos casos, el poder de su Dios y su fe se ejecutó por medio de acciones de los hombres; al parecer a ese Dios le place ejecutar su poder y designios por medio de sus criaturas, los hombres, ¿Por qué ahora tendría que ser diferente?
Y hasta el mismo autor de esa fe, menciona el canon bíblico, tomó forma de hombre para ejecutar la obra de redención, misma que fue realizada con acciones, se menciona que oraba pero enseguida obraba. ¿Por qué para nosotros tendría que ser diferente?
Los tiempos urgentes actuales nos demandan evolucionar de la fe pasiva a la activa, involucrarnos no solo en dichos sino con hechos en los quehaceres de reconstrucción, sin dejar la oración, debemos trascender a la or-Acción, o como dice el viejo refrán sabio popular: “A Dios rogando y con el mazo dando”.
Salamanca, Gto., 21 de febrero del 2021.
[1] Consulta en Línea: https://www.jornada.com.mx/2021/02/03/opinion/016a1pol?fbclid=IwAR1Z-Eu77tL7SgJoibWWeYJMg6L1S8YGpcz-OSJXb5eEJiL1IZAWW8ILuLA#.YBroTMUP0aw.facebook