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En salamanca, no hay contingencia, cada mañana la zona que rodea la refinería se activa para atender a los obreros que trabajan en la obra que no se ha detenido pese a la pandemia de COVID-19. Además, diariamente se reúnen decenas de personas que esperan por una oportunidad de trabajo, el desempleo preocupa más a los ciudadanos que el virus.
Ahí no hay presencia policiaca, ni las autoridades municipales se presentan para instruir a los ciudadanos en espera a que mantengan distancia o porten debidamente los cubre bocas.
Los obreros que esperan por contratación no temen a permanecer varias horas aglomerados afuera de la puerta 7, pues confían en que pronto podrían ser llamados para comenzar a trabajar.
Sin embargo, la contingencia se ha convertido en un factor para que algunos de ellos sean rechazados por formar parte de la población considerada en riesgo ante el virus.
Los obreros de la obra de la refinería trabajan con poca distancia en el segundo paquete de la construcción. Foto: Manuel López.
Para don Ramiro, la edad es un obstáculo para llevar alimento a su familia, porque él sigue siendo el único proveedor. Por esa razón, sentado entre otros obreros se queja de que las medidas implementadas por las autoridades están afectando a muchas personas mayores que hoy se encuentran sin ingresos por causa de la pandemia.
A pesar de ello, el temor que algunos ciudadanos sienten por ver en miseria sus hogares es mucho mayor que el de enfrentarse a una enfermedad.
Yolanda Jiménez, una joven que lleva desempleada tres meses, alterna sus visitas a la obra con las ventas de comida que realiza para poder sobrevivir junto a su familia; ahora es ella quien suple lo necesario a sus padres y a una hermana con discapacidad.
Sobre la orilla de la carretera Salamanca a Juventino Rosas se reúnen mujeres y hombres de diversas edades, algunos pasantes de carreras universitarias, otros profesionales de oficios que son de utilidad en las construcciones, todos dispuestos a aceptar el lugar que las empresas les ofrezcan con tal de tener un sueldo seguro.
Durante las mañanas de espera, la sana distancia se pierde entre la pasarela de motocicletas que se alarga sobre la carretera. En la multitud se observan pocos cubre bocas correctamente colocados, aunque también se les puede ver colgando de una oreja, cubriendo la garganta o incluso tambaleándose en las manos de su portador.
El aire salitroso lleva y trae las historias de cada uno de los que se reúnen ahí en búsqueda de un empleo, entre ellos hay quien ya fue llamado, pero no alcanzó a responder el teléfono y perdió su oportunidad.
Los empleados afectados fueron únicamente los salmantinos, y es que acusaron que los trabajadores provenientes de otras entidades están recibiendo mejores prestaciones en las que incluso se les contemplan viáticos.