Por: Manuel De la Torre Rivera*
El pasado martes 16 de noviembre se celebró la primera etapa de votaciones para elegir a los secretarios generales en 12 de las 36 secciones del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y su proceso electoral no es una noticia menor de los trabajadores de PEMEX de hoy, dado que no se trata de una empresa más del país, sino de la más importante.
Esa importancia reside en el hecho de que PEMEX es una empresa estratégica para la propia vida soberana del país como históricamente quedó demostrado en la gesta que emprendió este gremio de trabajadores en la tercera década del siglo pasado, primero para lograr la unidad de las diferentes secciones en defensa de sus intereses laborales ante las empresas trasnacionales más poderosas del mundo y finalmente convertirse en el factor determinante para la consecución de la expropiación y nacionalización de esa industria ante la rebeldía de las empresas a respetar el laudo del gobierno del General Lázaro Cárdenas del Río.
PEMEX en las primeras cuatro décadas anteriores al periodo neoliberal alcanzó la autosuficiencia energética, construyó una nueva refinería cada 5 años y consolidó los primeros pasos de su soberanía tecnológica con el impulso del Instituto Mexicano del Petróleo que desarrolló y construyó instalaciones y plantas en el país y en Latinoamérica y alcanzó a ser soporte del 60% del presupuesto nacional de educación, salud, cultura y desarrollo social, consiguiendo un lugar relevante dentro de las 10 más importantes industrias del mundo.
El periodo neoliberal fue una catástrofe para el desarrollo del país, para la organización e independencia de todos los trabajadores, el derroche y la sobreexplotación de los recursos naturales incluidos los del sector energético, lo que se reflejó en la desintegración de la empresa PEMEX y el saqueo de todos sus recursos, que los partidos del Pacto por México aprobaron en diciembre de 2013 con una contrarreforma energética a espaldas a la sociedad, mediante corruptelas y violentando los procedimientos legislativos ante el silencio del sindicato de los trabajadores petroleros.
En ese contexto, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ha buscado operar una política energética que redefina la rectoría del Estado en este sector estratégico. El respaldo de los trabajadores y del pueblo en general será fundamental en éste empeño para lo cual, restituir la vida democrática en todas las instituciones incluidos los sindicatos es una tarea de primer orden.Se advierte que los estatutos del sindicato petrolero aún no han sido modificados, según las nuevas normas de libertad sindical y libre negociación colectiva, constitucional y legal.
La recuperación de PEMEX que ha propuesto AMLO será viable si hay un sindicato fuerte que apoye de modo consecuente y patriota esa recuperación, para lo cual será necesario que los trabajadores retomen sus mejores tradiciones de lucha que en el pasado marcaron un hito en la vida de los trabajadores mexicanos.
*Trabajador petrolero jubilado de PEMEX-RIAMA, miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía.
