Los habitantes del oriente del municipio no se resignan a vivir sin agua. Hay comunidades que tienen hasta seis meses sin el servicio.
Se trata de más de 4 mil familias, que viven en comunidades como Loma san Antonio, la capilla y san Rafael de Valderrama, las que están sin servicio de agua a través de tuberías debido a que bombas instaladas en los sistemas de rebombeo se encuentran dañadas. Según sus denuncias, no han encontrado respuestas por parte de las autoridades.
Ante este panorama de sequía total, al oriente del municipio algunos deben decidir entre comer o comprar agua para poder hacer actividades tan cotidianas como cocinar o darse una ducha.
Mariela Orozco, una de las afectadas, señaló que les toca pagar cisternas que cuestan hasta 300 pesos. “Hemos decidido no hacer el Mercado completo o no hacerlo para comprar agua. Nuestro sueldo es del salario mínimo”.
A Mariela, quien vive en la comunidad de loma de san Antonio, le preocupa que hasta la fecha no le hayan encontrado soluciones a esta situación en medio de la pandemia de COVID-19, tomando en cuenta que una de las principales recomendaciones de las autoridades sanitarias nacionales e internacionales para evitar la propagación de la enfermedad es el lavado frecuente de las manos con agua y jabón.
Aurora Mejía ha vivido toda su vida en la comunidad de la Capilla. A su juicio, es injusto que miles de personas tengan que vivir sin agua.
“No es posible que en este sector nadie se ha abocado a escucharnos, no es posible que nuestros niños y nuestros ancianos tengan que ir caminando todos los días hasta donde llega la pipa para buscar agua”.
Para Francisco Morales, habitante de san Rafael de Valderrama, la escasez de combustible empeora el problema del agua, porque les impide salir a buscar o comprar botellones. “Tenemos que estar por un lado buscando gasolina y por otro buscando agua”.
La falla de los servicios es generalizada. Los vecinos piden, además, por el servicio eléctrico, falta de gas, alumbrado público, las malas condiciones de las calles.
