Carlos perdió hace 3 años a su compañera “Blacky”, una perrita que rescatara de las calles y que estuviera en su familia por 8 años; el motivo: un ataque al corazón producido por el estrés de la pirotecnia.
Es común ver y escuchar los fuegos artificiales que invaden el firmamento salmantino, sobre todo en esta época de fiestas navideñas y de cierre de año; que si bien esta tradición tiene muchos adeptos y personas que gustan de hacer explotar todos los estilos de pirotecnia, también existe el otro lado de la moneda: las personas que no gustan de los petardos, aquellos que por algún padecimiento de salud se sobresaltan en demasía y por su puesto los animales y los que gustan de estos seres, que sufren con ellos el estrés que les provoca.
Carlos y su familia coinciden en algo: “La pirotecnia no es buena, además de contaminar la ciudad y a Salamanca le hace falta que la cuidemos en ese sentido, genera estrés a las personas que tienen algún padecimiento médico y no se diga a los animales”, señalaron.
Según la Sociedad Real para la Prevención de Crueldad a Animales, alrededor del 60% de los perros le temen a los ruidos fuertes, como los cohetes, lo que significa que la vida de miles de animales se ve afectada por la pirotecnia.
“Pese a qué fue hace tres años, no lo asimilamos, era parte de nuestra familia y verla tan desesperada y con sus ojitos perdidos nos partió el corazón, de verdad las personas deberían hacer conciencia de no usar estos artefactos”, dijo Carlos con la voz entrecortada.
“Lo menos que podemos hacer es meter a nuestros hogares las mascotas, tanto perritos como gatitos y todo tipo de animales que tengamos, abrazarlos y estar con ellos, encerrarnos un momento en una habitación evitando el sonido de los cohetes, porque en serio sufren, de verdad se estresan mucho”, culminó.