19/02/2021
El río Lerma, cuando era abundante y en sus aguas crecían buena cantidad de peces, especialmente bagres; cuando su caudal era de aguas limpias que lo habitual era tomarse un baño en ellas, cuando era su rivera, tan llena de sabinos y otros árboles que hacían el lugar ideal para romances y paseos dominicales; cuando todo eso sucedía era cuando había en Salamanca una especie de flotilla de canoas que cruzaban en forma regular de uno al otro lado de la orilla del río, llevando a la gente y mercancías que, según sus necesidades iban de un lado al otro de esa que fue antaño la frontera del Imperio Tarasco.
La Golondrina, La Esperanza, La Protectora, Ipiranga, y varias más, eran los nombres que las canoas tenían. En esta recopilación las veremos en su constante trajín de la orilla norte a la orilla sur del Lerma, llevando todo tipo de mercancías y el más variopinto grupo de gentes. Habrá que darle las gracias a Chávez, a Sánchez, a Villanueva, a Rivas y a los demás fotógrafos anónimos que nos dejaron esta herencia en imágenes del Salamanca ya ido completamente.
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