Por: Manuel De la Torre Rivera
Jornada de democracia participativa, donde vecinos de la colonia La Luna en la ciudad de Querétaro, decidieron qué obra realizar para la rehabilitación del parque común.
Si nuestro país va a consolidar su incipiente democracia será porque sus ciudadanos han logrado elevar su conciencia y nivel de compromiso con la transformación social que es aceptada por la mayoría, en un proceso cultural, educativo y organizativo que puede llevar años, pero que sin embargo puede realizarse en menor tiempo si es con el concurso de todos desde la base de sus comunidades, sea esta su calle, barrio, colonia, municipio, como en el caso ya comentado para hacer una Salamanca 4S: Salamanca, Segura, Solidaria y Sostenible.
Ciertamente en el gobierno recae la mayor responsabilidad de proveer los elementos estructurales y superestructurales que faciliten el proceso, como es el caso de la planeación de sus diferentes procesos operativos de gobierno. En esta ocasión nos referiremos a modo de ejemplo a la planeación urbana municipal.
Toda comunidad tiene necesidades fundamentales de educación, trabajo, alimentación, salud y recreación que se pueden realizar felizmente con una buena planeación urbana municipal desde una etapa temprana de su desarrollo, porque realizarla tardíamente ofrece mayores dificultades para corregir errores y desviaciones como es el caso en la mayoría de nuestras ciudades. La planificación urbana es un marco que ayuda a los gobiernos a transformar una visión en realidad.
En México aproximadamente 90 por ciento de los municipios carecen o no tienen actualizados los instrumentos de planeación urbana, señaló Román Meyer Falcón, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu)*. Uno de esos instrumentos y quizás el principal es el ordenamiento del territorio urbano que permite definir con lógica de desarrollo sostenible la asignación de espacios con la participación de la comunidad para decidir donde construir más viviendas, donde ubicar el comercio, los equipamientos y los espacios para servicios públicos, pero también donde no debemos construir vivienda por estar alejada de los centros de trabajo y donde no debemos permitir ningún tipo de construcción por ser un área inundable.
La falta de planeación en muchas ocasiones refleja los grandes problemas urbanos que tenemos: estas ciudades desintegradas, con calles mal diseñadas en su infraestructura subterránea y ausencia de banquetas adecuadas, sin ciclovías y tráfico caótico de vehículos, estos municipios dormitorio, esta falta de reservas municipales para poner una escuela, un auditorio o un parque, porque no tuvieron una política de hacer reserva financiera o territorial.
Para proyectos de mediano y largo plazo es necesario el acuerdo del ayuntamiento y con otros niveles de gobierno en acuerdos trans – trianuales bajo la vigilancia vinculante de la sociedad civil. Responder a necesidades reales de forma que se ofrezca una perspectiva a largo plazo, pero al mismo tiempo concreta y realizable por etapas, ayudará a garantizar que los planes puedan ser implementados.
En el contexto de la pandemia, se evidencian muchas problemáticas que tienen los centros urbanos, derivadas de la escasa o nula planeación en la materia y que tienen que ver con la conciencia, educación y compromiso de toda la ciudadanía.
Salamanca, Gto. 06 de febrero del 2022.
* Periódico La Jornada, domingo 12 de julio del 2020.