CRECE VIOLENCIA Y GOBERNADOR CALLA
La reciente escalada de violencia en el municipio de Celaya, Guanajuato, proyecta de manera inequívoca el modus operandi del partido Acción Nacional (PAN) en la región. Los acontecimientos más recientes han presenciado un enfrentamiento armado entre civiles y las fuerzas policiales en plena vía pública, con el objetivo de capturar al líder de una organización delictiva. Este suceso trascendió rápidamente el umbral de control, provocando un saldo trágico de vidas perdidas y personas heridas, una escena que parecería extraída del cine. No obstante, esta cruda realidad se manifiesta en Guanajuato, y lo que resulta aún más alarmante es la aparente carencia de un plan efectivo por parte de las autoridades competentes para frenar este espiral de anarquía y violencia que agobia a la población.
El mutismo del Gobernador Diego Sinhue y su incapacidad manifiesta para restaurar la tranquilidad y el orden en la región solo acentúan la incertidumbre que aflige a la ciudadanía. Los habitantes de Guanajuato merecen vivir en un entorno de paz y seguridad, sin embargo, estas condiciones parecen inalcanzables. La población se halla al borde de la ansiedad, sin certeza de si la próxima balacera o persecución a alta velocidad tendrá lugar en sus inmediaciones.
Es imperativo reconocer que se requiere un cambio de dirección en la gestión gubernamental para que los ciudadanos puedan recuperar un atisbo de sosiego. Ha llegado la hora de dar voz a las inquietudes de la ciudadanía y de implementar medidas efectivas que aborden la problemática actual. La perpetuación de la violencia y la inseguridad socavan la integridad del estado y reclaman una respuesta inmediata y sólida por parte de las autoridades.
MÁS FALSAS PROMESAS DEL PAN
En consideración de la actual coyuntura política, es menester reflexionar sobre la precandidatura de Libia García, quien profesa la militancia en el Partido Acción Nacional (PAN) y, con gran énfasis, expone una retórica que alude a la «renovación» y a la perspectiva femenina como elemento crucial en su propuesta. No obstante, es de suma relevancia observar que el mencionado partido ha ostentado el control gubernamental en el estado de Guanajuato por un periodo sostenido, cuyos resultados han sido nulos por parte de los funcionarios panistas que en el cambio efectivo en la esfera política regional.
Esta crítica asevera que ha llegado el momento de dejar atrás los discursos meramente oratorios y de trasponer al ámbito pragmático y efectivo la solución de los verdaderos desafíos que aquejan a la ciudadanía. Es un hecho indiscutible que el electorado se encuentra fatigado por las promesas de corte retórico y anhela la implementación de medidas concretas que respondan a sus necesidades y expectativas. La sociedad, en su conjunto, demanda acciones efectivas y sustantivas en lugar de más de lo mismo en el ámbito de la retórica política.
Es necesario, en consecuencia, que la clase política asuma con responsabilidad la exigencia de la ciudadanía y proceda a un replanteamiento profundo de su enfoque y compromiso en el ejercicio del poder. El pueblo guanajuatense aguarda una gestión que se traduzca en avances tangibles y efectivos, y no en meros discursos desprovistos de acción concreta.
HACEN USO DE DINERO PÚBLICO
Los «regidores magnánimos» en el ámbito político, constituyen un lamentable ejemplo de la degradación de la integridad en la esfera gubernamental. Estos regidores, Diego Calderón, Mayra Gutiérrez e Iván Casillas, han concebido una estratagema política que implica la compra de votos mediante la dádiva de calentadores solares. Esta táctica no solo denota un desprecio hacia la inteligencia del electorado, sino que también desvela un entramado de complicidades y manipulación a manos de Libia Denisse García, quien suministra los calentadores financiados por el erario público, en el marco de su aspiración a la candidatura respaldada por el Gobierno del Estado.
El uso de recursos públicos para promover agendas personales y partidistas resulta profundamente inquietante, pues socava la confianza en el sistema democrático. Esta dualidad de ofrecer dádivas y respaldar a la posible candidata revela una maquinación política en la que se pretende ganar votos a costa del erario público.
La política, ya afectada por una reputación cuestionable, se ve aún más desacreditada por tales prácticas. Los representantes electos deben entender que su deber es servir a la comunidad de manera constante, no limitarse a los días previos a las elecciones.
Es imprescindible que estos regidores reconozcan la importancia de su cargo y se comprometan a trabajar de manera coherente en pro de la comunidad que los eligió. Su credibilidad depende de un compromiso genuino con el bienestar de la sociedad.