Guanajuatenses aún tienen en la memoria aquel domingo negro que se vivió en el municipio de Celaya, en donde perdieron la vida 72 personas por culpa de la explosión en una bodega de pirotecnia por la central de abastos, desde entonces se prohibió la venta de estos artefactos, desgraciadamente las autoridades no cumplen con su cometido en este sentido.
Fue la mañana del domingo 26 de septiembre de 1999, cerca de las 10 de la mañana, cuando se reportó una explosión en una bodega que almacenaba pirotecnia de juguetería en la calle Antonio Plaza, muy cerca de la Central de Abastos, cifras oficiales de ese entonces reportaron 72 personas sin vida y al menos 350 lesionados en las tres explosiones que ocurrieron durante esa mañana, incluso paramédicos de la Cruz Roja Mexicana perdieron la vida en el cumplimiento de su deber en esta tragedia.
Pensar en esta fecha trae muchos malos recuerdos para los celayenses, desde ese terrible día se propuso prohibir la venta y uso de pirotecnia en este mencionado municipio, situación que la autoridad no ha podido controlar, pues a pesar de la fatídica mala experiencia que se registró en aquel 1999, no se ha generado la suficiente consciencia en algunos ciudadanos, a través de redes sociales, habitantes han expresado su sentir con respecto a que continúa la venta clandestina de pirotecnia, por lo que invitan a su gobierno a ponerse a trabajar antes de que vuelva a ocurrir otra desgracia, este es un tema sensible en Celaya.
Al cumplirse 24 años de la explosión de cuatro toneladas de pólvora y artículos de pirotecnia que estaban almacenadas de manera ilegal en una abarrotera ubicada en la Central de Abastos, el Obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, así como el Vicario General, padre José de Jesús Palacios Torres, enviaron unas palabras de aliento a todas las familias que perdieron a sus seres queridos y reconocieron a todos los celayenses por demostrar en ese entonces y hasta ahora, su entrega y generosidad al servicio de los demás.
“Quiero enviar unas palabras de aliento a todas las familias que en ese año perdieron a sus seres queridos, ofrecemos nuestra oración y nuestras misas por todos ellos. Detrás de todo eso queda, aparte del dolor de los familiares, un tema sin resolver. Es importante que no se dé carpetazo al tema”. Comentó Monseñor Víctor Aguilar Obispo de Celaya.