Durante las celebraciones de fin de año en México, varios incidentes relacionados con el uso de pirotecnia dejaron un saldo alarmante de niños heridos y, lamentablemente, también víctimas fatales. Estos hechos evidencian la urgencia de tomar medidas preventivas para proteger a los más pequeños, quienes son los más vulnerables ante estos riesgos.
El 13 de diciembre de 2023, en San José del Rincón, Estado de México, un castillo de pirotecnia colapsó, hiriendo a seis menores, quienes fueron rápidamente atendidos por los servicios de emergencia. Este incidente subraya la falta de supervisión y control en los eventos que involucran el uso de pirotecnia, dejando a los niños expuestos a graves accidentes.
En Guerrero, el 12 de diciembre de 2024, una explosión de pirotecnia durante las festividades del Día de la Virgen de Guadalupe dejó a más de 30 personas heridas, incluyendo varios niños con quemaduras severas. Este trágico evento ocurrió en Tlalchapa, donde la tradición de los fuegos artificiales se vio empañada por una tragedia que pudo haberse evitado con medidas de seguridad adecuadas.
El 5 de enero de 2024, un niño de 12 años originario de El Mezquital, Durango, sufrió graves quemaduras a causa de un accidente con pirotecnia. Debido a la gravedad de las heridas, el menor fue trasladado a la Fundación Shriners en Texas para recibir tratamiento especializado. Este caso pone de manifiesto la peligrosidad de los fuegos artificiales, especialmente cuando son manipulados por menores de edad sin la supervisión adecuada.
Estos incidentes reflejan la creciente preocupación por los daños que la pirotecnia puede causar a los niños. Las quemaduras graves, los traumatismos y, en algunos casos, la muerte, son consecuencias directas del uso irresponsable de estos productos. Por ello, es fundamental que las autoridades refuercen las campañas de concientización sobre los riesgos de la pirotecnia, prohíban su uso por menores y regulen estrictamente la venta de fuegos artificiales.
Además, es crucial que los padres se mantengan alerta durante las festividades, supervisando a sus hijos y asegurándose de que no manipulen productos pirotécnicos. Las celebraciones deben ser momentos de alegría, no de dolor ni tragedias evitables. La seguridad de los niños debe ser la prioridad, y la educación y la prevención son la clave para evitar que estos hechos se repitan.
