El Santuario Diocesano Señor del Hospital, es el recinto espiritual que más feligreses ha albergado a lo largo de 100 años en Salamanca.
Catalogado como monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), próximo a cumplir el 30 de abril un centenario de años, se tiene registro de que esta parroquia fue fundada en 1888, pero fue hasta el año 1924 que se terminó su edificación gracias a los Donativos de Doña Emeteria Valencia mujer guanajuatense benefactora de su estado, proveniente de una familia acaudalada, dueña de fábrica de hilados y tejidos en Salamanca, Celaya y Salvatierra y Doña Cayetana Gasca, sin olvidar los Párrocos que de igual manera contribuyeron, fue en el 2010 cuando se le otorgó el título oficial de Santuario Diocesano Señor del Hospital, este inmueble se encuentra ubicado en el Jardín Principal de Salamanca lo cual lo convierte en un punto de reunión seguro y fácil de llegar.
En el altar mayor es donde se Venera el Milagroso Cristo Negro, este Cristo simboliza la identidad de la población indígena ante la crucifixión de Jesús, es una imagen tallada de caña de maíz que fue elaborada en el año 1543 en Pátzcuaro Michoacán y que llegó a Salamanca en el año 1560, su cabeza se inclina hacia su lado derecho, mide 1 metro con 80 centímetros y su peso es de 13 kilogramos, se dice que inclinó su cabeza hacia su hombro derecho un Martes Santo como señal de quedarse en esta Villa Xidoo, hoy municipio de Salamanca, este año se cumplen 464 años de solemnidad. En el último trienio el Santuario ha recibido restauraciones como es en el caso de tres bóvedas centrales del templo mayor, se le ha instalado iluminación, sanitarios con puerta de rehilete al acceso y se le ha brindado mantenimiento en general para conservarlo en excelentes condiciones para los visitantes.
Actualmente, este espacio espiritual es dirigido por el Párroco Sergio González con apoyo de los padres Roberto Pablo Landa González y Jesús Manuel Sandoval Arias, los cuales invitan a creer en el evangelio a la sociedad en general, comentan que con la fe se puede resarcir el mal que vive entre nosotros con el tema de la delincuencia y el crimen organizado, es necesario que la población se acerque a Dios para poder reconstruir el tejido social.