En un acto de amor y solidaridad, el pequeño Martín Guadalupe, un niño de 7 años que padece Síndrome de West, recibió la silla de ruedas PCI que tanto necesitaba. Su madre, la señora Carmen, emocionada y agradecida, compartió cómo esta ayuda ha transformado sus vidas.

El Síndrome de West es una condición que causa un retraso psicomotor significativo. Para Martín, esto significaba la necesidad urgente de una silla de ruedas adaptada a sus necesidades específicas.

Anteriormente, Carmen se veía obligada a transportar a su hijo en una carriola, la cual ya no soportaba su peso y tamaño, representando un riesgo y una carga económica considerable.

Carmen y su familia gastaban poco más de mil pesos en cada carriola, y aunque la última fue donada, ya no era suficiente. Tener que comprar constantemente carriolas afectaba considerablemente su economía. Ante la desesperación y la falta de recursos, Carmen decidió acercarse al DIF de Salamanca en busca de ayuda.

El costo de una silla de ruedas PCI supera los 7 mil pesos, una suma imposible de cubrir para Carmen y su familia. Sin embargo, al acudir al DIF, encontró una mano amiga dispuesta a apoyarla en su lucha. Todo el trámite fue muy sencillo para ella y, en pocos meses, recibieron una respuesta positiva.

Carmen invita a todos los ciudadanos de Salamanca que necesiten ayuda a acercarse al DIF, ya que siempre han recibido respuestas positivas ante sus necesidades, y está muy agradecida con las autoridades correspondientes.

La mañana del martes, en un emotivo evento, se entregaron 180 sillas de ruedas, 5 sillas de ruedas PCI, 65 andadores con asiento, 52 bastones y 2 bastones blancos, beneficiando a más de 250 ciudadanos salmantinos. Este acto de generosidad y compromiso con la comunidad demuestra que juntos podemos hacer la diferencia y transformar vidas.

La historia de Martín Guadalupe es un recordatorio de que, en medio de las dificultades, siempre hay esperanza y solidaridad. Su nueva silla de ruedas no solo le proporcionará la movilidad que necesita, sino que también simboliza el amor y la empatía de una comunidad unida por el bienestar de sus miembros más vulnerables.