En San Felipe, Guanajuato, el aceite de oliva extra virgen del Rancho El Deseo logró lo que parecía imposible: superar a productores de lugares como Argelia, Marruecos, Grecia e Italia en un concurso en Estambul, y llevarse el premio internacional. Lo que empezó en 2013 como un cultivo modesto de mil olivos se convirtió en un símbolo de calidad y orgullo regional.
El camino no fue fácil. Al inicio, más del 40 % de los árboles murieron por el clima adverso. Esto obligó a implementar asesorías técnicas y replantear la estrategia agrícola. No fue sino hasta 2024 que alcanzaron una cosecha consistente, gracias a una poda precisa en febrero, floración en primavera y recolección entre agosto y septiembre, siguiendo un ciclo pensado para garantizar calidad.
La decisión de participar en el concurso turco fue casi casual: sin contacto alguno, dejaron muestras en recepción y meses después recibieron la noticia de su triunfo por correo. Para su creador, Sergio Gasca López, más que un galardón, ese premio significó la consolidación de una pasión campesina convertida en reconocimiento internacional.
Hoy, este aceite artesanal no solo tiene prestigio, sino que se proyecta al mercado internacional. Mientras tanto, desde redes sociales del Rancho El Deseo ya se ofrece al público interesado, con la firme convicción de que este producto guanajuatense ya está listo para competir globalmente.


































