El deterioro de varios caminos rurales en Salamanca se ha convertido en una carga económica y social para quienes los transitan todos los días. Comunidades como Santa Rita–Godoy, Los Prietos–Loma de San Antonio y, especialmente, la colonia Albino García–Sardinas, enfrentan condiciones cada vez más críticas ante la falta de atención gubernamental.
En el caso de la colonia Albino García, los pobladores y transportistas aseguran que han sido ignorados pese a los múltiples reportes y escritos dirigidos a las autoridades municipales. La falta de respuesta los ha obligado a organizarse y cubrir por cuenta propia los gastos de mantenimiento, una situación que golpea directamente su economía.
«Es de cada año de que los de las combis tienen que cooperar para que sus unidades no se les descompongan en el trayecto, pero si es un batallar», relataron encargados de la ruta.
La situación no solo representa un gasto, sino también un problema de movilidad. Cuando los caminos empeoran, los vehículos se dañan y las rutas se suspenden temporalmente, afectando a quienes dependen del transporte para llegar a su trabajo o escuela.
«Exactamente ¿por qué? porque se descomponen y no trabajan las unidades y pues si genera de que también el batallar de las personas de que temprano ya no hay unidades», añadieron.
Ante la falta de apoyo, los propios choferes se organizaron para pagar maquinaria y materiales que permitieran rehabilitar el camino, gasto que fue de 9,800 pesos, solo por seis horas de uso de la máquina, según explicaron.
«Hace como dos meses, cuando estaban las lluvias, los de transporte público cooperaron para meter la moto conformadora, entonces los vecinos pusieron lo que fue el material»
A pesar del esfuerzo colectivo, el abandono institucional persiste.»Es nada más entre nosotros, o sea, porque el gobierno no y han metido escritos, pero no les hacen caso, los ignoran, entonces pues para el mantenimiento de las mismas combis pues tenemos que cooperar», concluyeron los afectados.
Mientras tanto, los caminos rurales de Salamanca siguen deteriorándose y los ciudadanos continúan pagando el precio del descuido, literalmente, de su propio bolsillo.


































