Casi mil cuerpos permanecen en refrigeración forense en Guanajuato, a la espera de ser identificados.
Desde su creación en agosto de 2020, la Unidad de Identificación de Personas Fallecidas (UIPF) ha resguardado 974 cuerpos en instalaciones especiales, distribuidos entre el Centro de Resguardo Temporal y su sede central.
El proceso de identificación incluye estudios como la toma de huellas dactilares y palmares, análisis de odontología y antropología forense, perfil genético mediante ADN, además de documentación fotográfica. Cada cuerpo cuenta con un expediente básico que facilita la búsqueda de identidad. Actualmente, 819 cuerpos tienen su archivo completo en el Centro de Resguardo Temporal, mientras que 155 permanecen en proceso de documentación.
Uno de los casos que ha evidenciado las dificultades de este sistema es el de Teresa Marmolejo, madre de Dulce Alejandra, quien en 2020 recibió los restos de su hija. La Fiscalía posteriormente sospechó que en el ataúd podrían haber restos de otras personas, lo que derivó en una exhumación y nuevas pruebas de ADN.
Esta situación refleja los grandes retos que enfrentan las autoridades forenses en Guanajuato, en medio de una crisis de personas desaparecidas que sigue sin resolverse plenamente.



































