
Blanca Estela Vázquez Tovar, conocida como «Jovita», era una panadera querida en el municipio de Comonfort, Guanajuato.
A sus 54 años, dedicaba su vida al cuidado de su madre y a su panadería, pero el 29 de abril su historia tomó un giro trágico cuando fue brutalmente asesinada.
«Jovita» huyó de su casa tras ser amenazada por un empleado de la panadería, quien irrumpió con un machete. Desesperada, corrió 350 metros pidiendo ayuda, pero nadie la auxilió. Ni la comandancia de policía ni otros establecimientos abrieron sus puertas. Finalmente, encontró refugio en una farmacia, donde su agresor la alcanzó y la golpeó con una piedra, quitándole la vida.
La familia denuncia negligencia de las autoridades, desde la falta de respuesta a llamadas al 911 hasta la indiferencia de la policía local. A pesar de que la Fiscalía ha clasificado el caso como feminicidio, el alcalde de Comonfort, Gilberto Zárate Nieves, rechaza el término y ha calificado las protestas como una exageración con tintes políticos.